Sé receptivo a la felicidad inesperada

Hay momentos en los que la felicidad se separa de tus expectativas; situaciones de las que no esperas gran cosa y te sorprenden de manera positiva.

Ocurre algo extraño con la felicidad. Muchas veces la encuentras cuando no la estás buscando. Otras veces se muestra esquiva cuando más la persigues.

¿Te has ilusionado con experiencias que, al final, no te han hecho lo feliz que esperabas? Unas vacaciones, una cita, un programa de televisión… Sí, estuvieron bien, pero no fueron para tanto.

También te habrá pasado al revés. Quizás hayas salido un día de tu casa y, sin esperarlo, te divertiste de lo lindo.

sorpresa

Déjate sorprender

Es una sorpresa pasarlo bien en una situación de la que no esperas demasiado. Y más sorprendente todavía es encontrar felicidad cuando esperas lo contrario: aburrimiento, incomodidad, pesadez…

Pero ocurre. La felicidad surge, sin más.

En un trabajo que crees que va a ser tortuoso, por ejemplo. Comienzas con la faena y los primeros minutos se te hacen larguísimos. Crees que va a ser así hasta el final. ¡Qué horror!

Sin embargo, ignoras esas expectativas y minuto a minuto te metes más en en la tarea. Te concentras. Avanzas más deprisa de lo previsto. Y, ¡sorpresa!, te sientes muy bien. Lo disfrutas y todo.

Menciono el trabajo, porque es difícil esperar felicidad de una tarea que, de entrada, consideras difícil, fastidiosa o rutinaria.

¿Fregar los platos? ¿Planchar? ¿Estudiar un tocho de apuntes?

La gracia es que tanto en estas situaciones, como en otras que te resultan igual de pesadas, puedes pasarlo mejor de lo que esperas.

Quizás no lleguen a ser el súmmum de la felicidad. Pero tú sí estás más cómodo, inspirado y contento en cuanto te deshaces de las expectativas y pasas a la acción.

Puedes llevarte una sorpresa en cualquier momento. Quién sabe.

¿Qué tal si hoy le das a la felicidad la oportunidad de que te sorprenda?

Imagen de Bunnyrel


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