Hay objetos que se van acumulando lentamente. Aunque hagamos limpieza, vuelven a multiplicarse con el tiempo.
La propuesta de hoy es utilizar unos minutos del fin de semana para echar un ojo a estos objetos e ir quitando algunos de en medio. Así evitamos que su número crezca tanto.
Por si te sirve la idea, te cuento que a mí me gusta realizar esta tarea en un ratito de la mañana del domingo, mientras escucho música agradable.
Además de la limpieza “general”, empleo unos minutos en liberar espacio en un área específica. El finde pasado, sin ir más lejos, me dediqué a revisar papeles… y, sí, muchos se fueron al contenedor de reciclaje.
Cada semana procuro enfocarme sólo en una o dos áreas o tipos de objetos.
Así se nota más el expurgo; es más ameno y eficiente que si pusiera la casa patas arriba de una vez. ¡Qué estrés!
Te anoto algunos puntos de enfoque, por si consideras probar esta opción:
Objetos de plástico:
Exceso de bolsas de la compra, tuppers sin tapa, juguetes rotos, disquetes o cintas de vídeo (que ya has rescatado digitalmente), etc.
Ropa y objetos similares:
Ropa y calzado que no sirve, bayetas, fundas, faldas de mesa, etc.
Basura informática:
Un poco de limpieza y orden en el correo electrónico, eliminando mensajes antiguos, propaganda y demás; también en el disco duro del ordenador (documentos añejos y otros archivos que ya no necesitas).
Papeles:
Apuntes viejos, revistas, periódicos, facturas del año catapún, garantías expiradas, manuales de funcionamiento de aparatos que ya no están en casa, etc.
Productos caducados:
Medicinas, maquillaje, especias que llevan siglos en el armario de la cocina (si huelen a rancio o tienen mal aspecto), etc.
Objetos de difícil eliminación o reubicación:
En esta categoría pueden entrar todos esos objetos que no puedes quitar de en medio alegremente. Bien por razones sentimentales, porque necesitas consultar a otra persona, porque no sepas ni por dónde empezar a organizarlos…
Ejemplos:
- Muebles o aparatos que no puedes mover tú solo.
- Libros de un tema que no te interesa, que están en tu estantería ocupando polvo y pueden servirle a alguien.
- Ropa que alguien “olvidó” en tus armarios y no sabes qué hacer con ella.
- Objetos que no estás seguro de que puedas necesitar.
La misión en este caso no es tanto eliminarlos, sino decidir qué vas a hacer con ellos.
Ahí queda la propuesta, para realizarla en fin de semana, durante los días laborales o cuando a ti te parezca (si te parece).
O, si lo prefieres, en lugar de por tipos de objetos, puedes dedicarte a habitaciones o zonas de la casa (cada finde, una o dos). No más. ¡Descansar y divertirse también es muy preciso! 😉
Para mí, un espacio despejado y ordenado da mucha tranquilidad. Y esos minutos que se dedican periódicamente a eliminar lo que estorba sirven, tanto para adecentar la casa, como para estar mejor uno mismo.