Este post es una aproximación «mínima» a la química de la felicidad.
Las hormonas tienen mucho que ver en nuestro estado de ánimo, en cómo nos sentimos.
Y lo estupendo es que la presencia o ausencia de unas u otras sustancias químicas en nuestro organismo la podemos provocar con nuestra conducta.
Este es el caso de las endorfinas, también llamadas «hormonas de la felicidad«.
Segregar endorfinas nos hará sentir mejor. Esto es seguro. Nos relajará, reforzará nuestro sistema inmunitario y aumentará la sensación de felicidad.

¿Y qué podemos hacer para segregarlas? Apuntamos varias alternativas:
- Mueve tu cuerpo. Realiza alguna actividad deportiva o, si puedes, disfruta de una estupenda sesión de baile. Como sea, añade movimiento a tu día.
- Recuerda. Evocar un suceso muy agradable también estimula la producción de endorfinas.
- Imagina. Lo mismo que lo anterior, pero sin que haya sucedido aún. Produce en tu mente una situación feliz.
- Ríe. Busca la risa y el sentido del humor. Encuentra el lado «gracioso» de la situación que sea.
- Entra en contacto con la naturaleza. Ve a algún lugar que te haga sentir bien.
- Pide un masaje.
- Sé creativo y activo persiguiendo la felicidad. Conéctate con el optimismo utilizando los medios a tu alcance (un libro, una película, música…).
Todo lo anterior estimula la producción de endorfinas. Se queda corta la lista, pero prácticamente todo el blog gira en torno a eso: a buscar buenos momentos.
Tus buenos momentos (insisto, los tuyos) son los que cuentan.
Como ves, es muy fácil provocar la producción de endorfinas, pero ten en cuenta que estas sustancias tienen una vida muy corta.
Por ejemplo, la sensación de bienestar que se produce por estar bailando abrazado a esa persona tan especial o por disfrutar tus bombones preferidos, desafortunadamente, no dura mucho.
Ser feliz es un trabajo constante, una misión diaria. Lo bueno es que es agradable.
Imagen de Andy.Schultz