¿Por qué te cuesta tanto madrugar?
Se supone que duermes bien y las horas que necesitas, que intentas dejar tus problemas tras la puerta del dormitorio, que durante el día te alimentas adecuadamente y que practicas algo de ejercicio físico.
Si no haces lo anterior, ahí tienes por dónde empezar. Pero, ¿y si hacerlo no cambia la situación?
¿Por qué cuando suena el despertador te dan esas ganas irrefrenables de estrellarlo contra la pared y de que el mundo se las arregle sin ti?
Yo he pasado por esto, porque soy de «mal dormir». Poco a poco, he ido adquiriendo esos hábitos saludables para que el sueño fuese reparador y me costase menos levantarme por la mañana.
Ha sido un proceso de meses, sí, meses. Porque de nada sirve leer buenos consejos si no se aplican y aplicarlos requiere que uno ponga de su parte.
Así es que, con determinación y esfuerzo, logré levantarme más temprano. Aunque lo conseguí sin haberle sacado todo el partido posible a una actitud que lo hubiese hecho mucho más fácil: la motivación.
Madrugar con un propósito
¿Te has dado cuenta de lo fácil que es madrugar cuando se está motivado?
Ejemplos: Cuando estás enamorado, te cuesta muy poco madrugar. Lo mismo que cuando estás de excursión y te apetece levantarte para ir a explorar por ahí. Exactamente igual que cuando comienzas con un trabajo o actividad nueva que te ilusiona.
De acuerdo. No vivimos todos los días esas experiencias tan apasionantes, pero sí podemos encontrar un propósito cotidiano modesto, lo suficientemente motivador como para salir de la cama con más ganas.
Yo fallé en eso. Me levantaba todos los días con el mismo propósito: ser más productiva en el trabajo y disfrutar de esos momentos de ocio y descanso.
Pero me di cuenta de que no sirve repetir el mismo propósito a diario y, además, tan general: La repetición cansa.
Lo que sí sirve es ser muy específico: Hoy quiero hacer «esto» (lo que sea).
¿Qué quieres hacer hoy?
Por muy repetitiva que sea la vida de alguien, siempre puede encontrar algo que diferencie el día que comienza del anterior y, si no, podría aprender a hacerlo.
Ahora intento levantarme así: ¿Qué quiero hacer hoy? Y los días en los que logro responder la pregunta salgo de la cama con buen pie.
Tengo que decir que no siempre lo logro y que he de esperar hasta después del desayuno para motivarme con una buena respuesta, pero sé que estoy en buen camino. 😉
Por cierto, para esos días en los que cuesta encontrar un propósito lo suficientemente motivador, lo que me da más resultado es no pensar en nada, hasta que se me ocurra.
Ésa es mejor alternativa que farfullar: Qué asco de vida». ¡Puafff…! Otra vez es lunes.
Por supuesto, todo esto no lo he aprendido gracias a mi limitada inspiración, sino siguiendo a quien sabe más que yo y tratando de descubrir, del conjunto, qué es lo que funciona en mi vida.
¿Y en tu vida? Si no lo has probado, ¿qué te parecería levantarte cada mañana con un propósito concreto para ese día?
Pruébalo y, si no te funciona, te envío una plaga de chinches gratis a tu domicilio. Verás con qué motivación saltas de la cama. 😆
Imagen de jamesjyu
Comentarios
6 respuestas a «Madrugar con motivación. ¿Cómo se hace?»
buen consejo gracias
Gracias a ti. 😉
mandame las chinches XD
😆 ¿De verdad que quieres despertarte con la motivación de quitar las chinches de la cama?
gracias por los consejos, espero me sirvan y asi pueda concretizar muchas cosas k por ocio aveces dejo de lado 🙂 gracias 🙂
Gracias a ti, Freysi. Ojalá que te sirvan como a mí. 🙂