Vivimos en una era bulliciosa, que hace necesario que aprendamos a organizarnos para responder ante tanta demanda del entorno y para vivir mejor, ¡qué caray!
Hemos de aprender a administrar el tiempo. Y, uno de los problemas que tenemos al aprender por nuestra cuenta es que, en ocasiones, estamos cometiendo errores y no somos conscientes de ello.
Errores que evidencian un mal manejo del tiempo
De errores hablamos. Si tienes la sensación de que no te estás organizando bien, mira estas 7 señales que apuntan a un mal manejo del tiempo.
Estos errores, junto con sus fastidiosas consecuencias, pueden evitarse.
Y no te sientas mal, en caso de que los errores abunden. Yo misma he cometido todos éstos y más. Por eso puedo hablar de ellos… y seguir aprendiendo.
SEÑAL 1: Relegas tu cuidado personal básico
Si duermes poco y mal. Si comes a deshoras. O si no tienes tiempo de hacer ejercicio… Todo eso indica que estás organizándote mal. (No tengo tiempo: la peor excusa.)
Lo malo, a corto plazo, es que vas a rendir menos en tu trabajo, como consecuencia de estar descuidando estas necesidades básicas. Cosa que puede hacer la situación más grave.
A largo plazo, tu salud se resentirá de continuar por este camino.
Lo que yo he aprendido: El cuidado personal es una prioridad, salvo en contadísimas ocasiones.
SEÑAL 2: Descuidas relaciones importantes
Que el trabajo o tus otras ocupaciones no te dejen tiempo para convivir con las personas que son más importantes en tu vida, es otra mala señal.
Y eso que quizás estés esforzándote con el elogiable propósito de mejorar su calidad de vida, de que estén lo mejor posible…
Pero, ¿de qué sirve si no pueden compartir momentos contigo ni tú con ellos?
Cuidar de nuestras relaciones importantes nunca es tiempo malgastado. Por el contrario, incrementa nuestro bienestar, lo que también repercute de manera positiva en el rendimiento en otras actividades.
SEÑAL 3: Dedicas demasiado tiempo a actividades “vacías”
No me refiero al tiempo de descanso. El descanso es muy necesario. El enunciado se refiere a esas otras actividades que ni son trabajo, ni son descanso, ni nada.
Por ejemplo: La costumbre de echarle demasiadas horas a un videojuego, a surfear sin rumbo por Internet o a tragarte cualquier bazofia de la tele, que ni tan siquiera te entusiasma.
Ese tiempo merece ser dedicado al descanso o a otras actividades que realmente disfrutamos. (Y lo escribo en plural porque éste es uno de mis fallos más estrepitosos.)
SEÑAL 4: Te sientes culpable de no estar realizando otra cosa
Quien dice “culpable”, dice atrapado, presionado o ansioso. Sientes que debes o necesitas hacer algo, pero lo postergas por hacer algo distinto.
¿Se te acumulan las obligaciones?
Afortunadamente, no todas tienen la misma importancia. El asunto aquí es ordenarlas para atenderlas mejor y sin culpa.
Una idea:
Haz una lista con todos los pendientes. Uno por uno, pregúntate (1) porqué quieres o deberías hacerlo y (2) cuáles serían las consecuencias de posponerlo.
Ya verás cómo encuentras obligaciones que puedes quitar de la lista…
SEÑAL 5: Haces varias tareas a la vez constantemente
De vez en cuando, no es mala idea simultanear tareas, si no requieren mucha concentración.
Lo “delicado” es hacerlo continuamente, por el sobre-esfuerzo que conlleva al tener que dividir la atención entre varias cosas. A la larga, eso cansa y nos hace más improductivos.
Yo ya comprobé esto, por lo que me inclino a hacer las tareas de una en una, siempre que las circunstancias lo permitan.
¿Qué tal es tu experiencia en el tema?
SEÑAL 6: Se te hace tarde para casi todo
Esto, más que falta de tiempo, lo que indica es una resistencia pasiva de tu parte ante la marabunta de obligaciones que te asaltan.
Y de esa manera lo expresas: con agobio, llegando o terminando con la hora pegada a los talones.
Dependiendo de tu caso, podrías considerar la opción de delegar tareas, de automatizar procesos o rutinas, o de eliminar de plano algunas obligaciones.
Recuerda: Que tengas una lista tremenda de tareas por hacer no significa que vayas a hacer más cosas.
Mejor idea es tener una lista más reducida. De ese modo, sí haces más, de paso que te ahorras todo ese estrés innecesario y la fatiga que conlleva.
SEÑAL 7: Te sientes muy mal con tu rutina diaria
Estás harto, asqueado, porque en tu agenda la diversión y el placer brillan por su ausencia. Todo lo ocupan el trabajo, los compromisos y esa pesada rutina…
Quizás tu trabajo vaya viento en popa, pero si lo más emocionante que has hecho últimamente es visitar al dentista, algo tiene que cambiar.
Coloca en tu agenda cualquier cosa que estés deseando hacer; alguna actividad que te ilusione, por insignificante que sea.
Empieza por pequeños cambios. No hace falta que des un giro radical, pretendiendo variar la situación de la noche a la mañana.
Invertir en esas gotitas de felicidad tampoco es tiempo malgastado.
Porque, cuando estamos contentos, las obligaciones se nos hacen menos cuesta arriba, conectamos mejor con la gente y también, de puertas adentro, nos sentimos más felices y realizados.
Espero que tú no hayas cometido tantos errores administrando el tiempo como yo. Pero, si es así, nada de dramas… Lo aprendido ha valido la pena.
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