Ya no me siento valorado

Hablemos de uno de esos sentimientos dolorosos que, en algún momento, muchos de nosotros experimentamos: No sentirte útil o valorado durante un período de la vida.

Partamos de que, en una etapa anterior, te sentías amado, reconocido, valorado o útil. Pero, un buen día, descubres que «el mundo» puede prescindir de ti.

Las causas pueden ser variadísimas:

  • Ese amigo cercano se ha mudado de ciudad y es como si se lo hubiera tragado la tierra.
  • Has perdido el trabajo.
  • Te has jubilado.
  • Tus hijos (o tus padres) ya no necesitan que los cuides.
  • Padeces una enfermedad que recorta significativamente las actividades que venías realizando.

¿Resultado? Te sientes devaluado. Y, en realidad, es sólo eso: un sentimiento. Porque como persona vales lo mismo que antes. Son las circunstancias las que han cambiado.

decepción

Adaptándote a los cambios de la vida…

¿Qué puedes hacer? Muchas cosas. Aunque lo suyo es comenzar por un análisis previo para situarte. Por ejemplo, podrías hacerte estas preguntas:

1. En esa etapa en la que te sentías valorado, ¿qué estaba ocurriendo en tu vida? (Sentías que tu familia o amigos te necesitaban; estabas ganando un sueldo; tenías el reconocimiento… de tal o de cual.)

2. ¿Cómo solías medir ese valor? (Por ejemplo: En dinero, en abrazos, en felicitaciones que te llegaban durante el año, etc.)

3. Exactamente, ¿qué es lo que ha cambiado para que te sientas de manera diferente?

4. Si la situación no se puede revertir, ¿qué cosa puedes hacer ahora para volver a sentirte bien?

Ahí va a estar la solución: En dejar de pensar en lo que no quieres (soledad, exclusión, olvido) y centrarte en lo que sí quieres que ocurra.

Poco a poco, el dolor se atenúa y llega la hora de hacer algo para estar mejor. Entonces, tendrás que elegir entre quedarte ahí estancado o buscar la manera de sentirte bien.

Ideas para remontar

Sea justo (o no) la mayoría de las personas no nos valoran por lo que somos, sino por lo que aportamos en su vida (amor, alegría, dinero, compañía, entretenimiento, soluciones, etc.).

Sí, existen personas que nos aman por lo que somos, en lugar de por lo que les damos, pero son las menos. (Si no me crees, mira a tu alrededor y haz la cuenta.)

Esto quiere decir que tú puedes ser una excelente persona, pero si no haces nada, si no les das a los demás algo que necesiten, no tienen cómo saberlo. He ahí la importancia de actuar: Obras son amores, tú sabes.

Pero no te deprimas, porque TODOS podemos aportar algo valioso a los demás. Tú, unas cosas y yo, otras distintas.

Pues, listo. Vamos a la acción:

1. Concede valor a lo que haces a diario: Ya sea mucho o poco, comienza por valorar lo que tú haces.

2. Busca nuevas actividades: Nuevos objetivos, retos en los que involucrarte… ¡Haz cosas!

3. Rodéate de buena gente, como siempre decimos.

4. Muestra tu reconocimiento a los demás por lo que ellos hacen: Qué tal un cumplido, por ejemplo. Si haces que otros se sientan bien consigo mismos, esa actitud revierte en ti.

5. Acepta los cumplidos que te dirijan: Podría ser que no estés tan devaluado como tú te sientes y que les estés quitando importancia a reconocimientos que sí recibes.

Conclusiones

  • Si hoy te sientes poco útil, ten claro que es un sentimiento.
  • La vida cambia y esto también puede cambiar.
  • Sé activo. Muévete. Porque tú y yo podemos aportarle al mundo cosas interesantes. Y, ya que estamos aquí, ¡vamos a hacerlo!