Cuando empiezas el día con una victoria, tienes más ánimo para lo que sigue.
¿A que lo has comprobado? Las primeras horas de la mañana influyen en cómo vivimos el resto del día.
Regálate la primera victoria del día
No sé si tú has tenido mañanas de ésas en las que te levantas con la hora pegada, apurando hasta el último minuto en la cama, hasta que no te queda de otra que saltar, enchufarte al café y correr para llegar a tiempo a lo tuyo.
Qué mal despertar, ¿no?
Tampoco son muy prometedoras las mañanas en las que te levantas temprano y remoloneas viendo las noticias o haciendo tareas de poca monta. Tardas un buen rato en ponerte con lo importante.
Y lo haces. Pero ya no estás tan fresco. Con lo cual, te cuesta más y te cunde menos. El día se torna pesado.
Empieza el día con una victoria
En realidad, sería la segunda victoria. La primera tiene lugar cuando llega la hora de levantarte y no escuchas a la vocecita que te dice que te quedes en la cama un rato más.
Te levantas, quizás medio zombie, y proponiéndote que te acostarás un poco antes para evitar ese malestar. Como sea, pero te levantas a tu hora.
Te diriges al baño. Poco a poco vas reactivándote y tomando contacto con la realidad. ¿Qué sigue? ¡La victoria!
No te has dado el madrugón para regodearte en la falta de sueño, para pasar un rato extra viendo las noticias en la tele o para poner orden en el cuarto de lavado, a menos que ésa sea una de las misiones más importantes del día.
Te has levantado para ganar, para avanzar. Entonces, elige una actividad que te brinde esa sensación de victoria. ¿Cuál es la tuya?
La mía es corretear por el mundo a eso de las seis de la mañana. Cuando vuelvo a casa, lo hago con una victoria; cosa que hace más fácil encadenarla con la siguiente.
La primera victoria te da fuelle para continuar con lo que sigue. Y, aunque el día se complique horas después, tu ganancia sigue ahí. Nada te la quita.
Ésa es la propuesta. Empieza el día dejando hecha una cosa importante: una lección, una sesión de ejercicio, tu rato de meditación… o lo que sea que a ti te brinde la sensación de que has avanzado.
Echa la bola a rodar. Avanza a primera hora y el avance de las horas que siguen será más sencillo. Compruébalo.