Estar a gusto contigo mismo es preferible a fingir autoestima. Pero esto de fingir es una opción disponible en determinadas circunstancias.
Observémoslas.
Autoestima sana
Una persona con autoestima sana es consciente de su valor, conociendo tanto sus capacidades como sus limitaciones.
Es decir, se conoce y se respeta como es, aunque también intente mejorar en ciertos aspectos, pero esto va aparte.
Ese respeto es el que prima también en sus relaciones con los demás. La persona con autoestima sana respeta a otros, pero pide lo mismo a cambio.
Esto le hace menos propenso a sufrir abusos, al tiempo que refuerza esa relación de aprecio hacia su propia persona; la confianza en sí misma se fortalece.

Para qué una persona querría fingir autoestima
No es raro que alguien use una careta o se comporte de manera hipócrita para proyectar una imagen mejorada de sí mismo.
Por tanto, una persona con baja autoestima puede optar por ocultarla aparentando justo lo contrario.
¿Por qué motivo? A priori se me ocurren 4 razones:
(1) Para terminar creyéndose su propio papel
Como si se tratara de un vodevil, una persona puede tener la buena intención de fingir que está contenta consigo misma con la esperanza de creérselo algún día.
Esto suele tener cierto tufillo a arrogancia, porque fingir autoestima es difícil.
Pues nada, aquí tenemos a una persona que le ofrece a los demás la cara más brillante: luciendo un cuerpo escultural, haciendo obstentación de sus posesiones, diciendo lo bien que trabaja, lo bueno que es en la cama, lo bien que hace calceta, etc.
A fuerza de repetir lo mismo y de mirar los ojitos de admiración de sus interlocutores, puede llegar un día a amarse de verdad a sí misma (o ése es el plan).
(2) Para ser más atractivo
Las personas que proyectan seguridad en sí mismas son atractivas. O, al menos, suele ser así.
Para lograr la aceptación y el amor de otros, la persona puede optar por fingir. El procedimiento es el mismo que en el caso anterior.
(3) Para evitar potenciales abusos
La personas que dan una imagen apocada y vulnerable suelen tener más papeletas para convertirse en víctimas de manipulaciones y abusos por parte de personas «más fuertes«.
Ésta es otra razón: encubrir las debilidades para protegerse. Y la persona optaría también por ensalzar todo lo bueno de manera que opacara cualquier punto débil.
(4) Para abusar de otros malalimentando su autoestima
Ésta es la peor justificación, pero, por desgracia, es frecuente observarla.
Se trata de encontrar a otros más débiles contra quienes volcar esa rabia que la persona siente por sí misma.
Burlas, desprecios, acosos, malos tratos contra otros, a quienes ven sometidos y bajo su control. Ese poder les hace sentir a los hostigadores una falsa autoestima.
Personalmente, pienso que no vale la pena fingir autoestima, sino enfocarse en construirla como lo que es: un sentimiento de aprecio sincero por uno mismo.
La razón es que, si uno busca continuamente el apoyo de otros para aumentar su autoestima, ¿qué pasará el día en el que ése falle?
Además, hacer que nazca en nosotros respeto y aprecio sincero no cuesta tanto. Mira, por ejemplo, este sencillo plan diario para la autoestima. Es tanto o más trabajoso fingir.
¿Cómo lo ves tú?