Reencuéntrate y Reinspírate

¿Qué es lo que sueles hacer para recobrar el rumbo y la inspiración en esas etapas en las que te sientes perdido y desganado?

Cada cual tiene sus estrategias para estos menesteres. Muchas veces, funcionan las que tienes en el repertorio. Otras veces, tienes que probar nuevas ideas para que rebrote el entusiasmo.

A fin de aumentar el inventario de recursos para remontar, ten en cuenta estas cinco opciones. Si crees que lo merecen, dales una oportunidad cuando lo veas oportuno.

5 Ideas para recobrar el rumbo y la inspiración

reinspírate

1. Tómate un descanso

Tan simple como efectivo. En ocasiones, lo que hay detrás de la falta de ilusión, es solo cansancio. Vuelves a recuperar la inspiración y los bríos en cuanto te tomas un pequeño espacio para desconectar.

Ese espacio, además de para reponer lo perdido, puede servirte para reflexionar sobre las áreas de tu vida que marchan bien y sobre las que necesitan algún arreglillo.

Al relajarte y despejarte, escuchas con más claridad tu voz interior. Puede que descubras que, en realidad, tienes la inspiración que necesitas. Lo que pasó fue que dejaste de escuchar esa voz, cuando las prisas y la rutina alzaron la suya.

2. Mira hacia el horizonte

Quizás hayas perdido el norte porque te has dejado envolver por sucesos del pasado o por situaciones del presente que son poco motivadoras. ¿Qué tal si levantas la vista y miras hacia mañana?

Si hoy no marcha bien el panorama, ¿puedes hacer algo para que mañana vaya un poco mejor?

Cuando el presente se tuerce y crees que va quedarse así para los restos, puede servir este cambio de perspectiva: mira hacia el futuro y las posibilidades que ofrece.

No te limites a soñar con el futuro que quieres. Haz un plan y actúa sobre el mismo. Considera lo que sí puedes hacer. Y hazlo. Poco a poco, día a día.

3. Empápate de información útil

Continúa aprendiendo y buscando recursos que te sirvan para moverte hacia delante.

Sea cual sea tu horizonte, hay mucho que descubrir e historias muy inspiradoras que te están esperando. Utiliza esas herramientas.

4. Fíjate en buenos modelos

De niños, admirábamos a nuestros héroes (un hermano, un deportista… qué sé yo). Queríamos ser como ellos.

De mayores podemos hacer algo parecido. Nunca es tarde para fijarnos en buenos ejemplos y ver qué podemos aprender de ellos.

Los hay en el entorno (en la familia, en el trabajo, en el barrio). Y los hay lejos de él. (Aunque la tecnología está de nuestro lado para acortar distancias.)

Como sea, busca referentes que te inspiren.

5. Atrévete a actuar de un modo distinto

Si no te ves en condiciones de embarcarte en ese futuro que quieres para ti, porque consideres que te falta fuerza de voluntad o a saber cuántas cosas más, prueba a inspirarte con la acción.

¿Cómo es el “yo futuro” que tienes en mente?

Imagina que es un “yo” que cumple con lo que se compromete puntualmente. Y tú te ves lejos de eso. La imagen que tienes de ti mismo es la de una persona que posterga y que se organiza de pena.

O el “yo” que te gusta es una persona que hace deporte todos los días. Y a ti no te sale, porque piensas que eres más bien vaguete.

Pues bien. Podrías probar a realizar pequeñas cosas como las haría el “yo que te gusta”. Y repetirlas. Una vez y otra más.

Con eso la imagen que tienes sobre ti mismo se iría tambaleando y te sentirías más contento contigo mismo y más inspirado.

No es fácil ni es cómodo. Pero puedes empezar por poco e ir sumando en acciones deseables.


El futuro que tú quieres, probablemente, no lo construirás de la noche a la mañana. Serán pequeñas acciones repetidas consistentemente las que te irán acercando a él y a la persona que quieres ser.

Es hora de ilusionarse, de volver a trazar el rumbo y de ponernos en camino. Si antes necesitas tomar ese descanso para reflexionar, adelante. Después de eso, hay una aventura esperando.

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