Beneficios y perjuicios de la tecnología en tu vida cotidiana

Pantallas. ¿Cuántas miras a lo largo del día? ¿Cómo es tu relación con ellas? ¿Cómo afecta a tu vida la imparable revolución tecnológica?

De eso hablamos aquí, de los beneficios y perjuicios de la tecnología que se dejan ver en tu vida cotidiana.

Quienes jugábamos al tejo o nos carteábamos con amigos que pasaban sus vacaciones lejísimos (3 ó 4 provincias más arriba), más que un cambio, hemos experimentado una transformación completa de nuestras vidas.

Para muchos de nosotros, la tecnología llegó para facilitarnos la existencia y darnos acceso a oportunidades de todo tipo, que antes no teníamos.

Así mismo, hay personas que consideran que la tecnología nos invade, nos impone su ritmo y nos priva de cosas valiosas.

tecnología en tu vida cotidiana

He indagado por estudios, análisis y opiniones de expertos, para ver hacia qué lado se inclina más la balanza: hacia los beneficios de la tecnología o hacia sus perjuicios.

En líneas generales, pesan más los beneficios. Los documentos que destacan los perjuicios de la tecnología suelen relacionarse con el mal uso o con el abuso de la misma.

Desde esa perspectiva, ahí van desgranados bastantes pros y contras, para que valores cómo te afecta a ti la tecnología. Y, al final, algunas recomendaciones para quitarle peso a los perjuicios, por si los hay en tu caso.

1. Beneficios de la tecnología

1. Acceso a información abundante. La que quieras, de lo que quieras. Y, si no está, la puedes poner tú.

2. Facilidad para expresarte. Tienes espacios a elegir para hablar de lo que piensas, de lo que sabes, de lo que sientes o de lo que te pasa.

3. Entretenimiento variado. Para (casi) todos los gustos.

4. Comunicación rápida o instantánea, como en Whatsapp.

5. Facilidad para conocer gente diversa. Personas con quienes puedes compartir inquietudes, iniciar una relación o desarrollar cualquier proyecto.

6. Facilidad para acortar distancias, tanto en relaciones personales como en otras.

7. Disponibilidad permanente, las 24 horas. Punto en contra, si eres tú el disponible a tiempo completo.

8. Facilidad para comprar eso que te hace tanta ilusión y que no se halla en tu terruño. También, para intercambiar, vender o donar.

9. Facilidad para hacer gestiones burocráticas, de ésas en las que antes pasabas horas en cola. O gestiones, en general.

10. Oportunidades para negocios. Para emprenderlos, para llegar a más público, para trabajar en equipo de forma remota, etc.

11. Oportunidades para aprender. Hay personas que te enseñan a hacer casi cualquier cosa que te interese aprender. Y, dada la abundancia de recursos, puedes elegir los que más te convenzan e ir al ritmo que te parezca.

2. Perjuicios de la tecnología

También tenemos una lista larga. Recordemos que suelen derivarse del mal uso o del abuso de la tecnología. Más concretamente, de los dispositivos con pantallas seductoras.

1. Aislamiento. ¡Qué ironía! Todos hablan y pocos escuchan. Muchas interacciones; personas por todas partes… ¿Cuántas de ellas están interesadas en ti, en conocerte de verdad?

2. Deterioro de las habilidades sociales. Cuando la mayoría de las interacciones son virtuales, se pierde práctica con el contacto cara a cara.

3. Deterioro de la salud visual. Sobra comentarlo.

4. Sedentarismo. Demasiadas horas sin movimiento, con lo malo que es eso para el cuerpo.

5. Trastorno en el sueño. Antes de dormir necesitamos relajarnos. Las pantallas y sus luces brillantes hasta altas horas, no contribuyen con ello.

6. Estrés, por las interrupciones y el exceso de distracciones. O porque todos podemos dar contigo a cualquier hora y esperar una respuesta inmediata de tu parte.

7. Dependencia. Qué “mono” te entra cuando tu trabajo o tus relaciones más importantes dependen de que estés conectado… ¡y se cae la red!

8. Los engaños. Mentir nunca fue tan fácil. Por el aparente anonimato y la supuesta facilidad para tener una doble cara. ¿Quién es quién?

9. Abundancia de personajes poco agradables. Los que mienten, los que estafan, los que acosan, los sádicos trolls, los pesados… o esos seres sin escrúpulos que tienen en su punto de mira a niños o personas vulnerables.

10. Recorte en la privacidad, en la intimidad. Si no mientes, también es delicado decir toda la verdad al detalle. Cualquiera (incluido alguien del punto 9) puede buscarte en Google o Facebook y enterarse de tus andanzas.

protección

3. Recomendaciones para una relación sana con la tecnología

1. Conocer y aplicar medidas de seguridad. Éstas, por ejemplo, que son muy básicas, cortesía de expertos en colaboración con Google.

2. Pensar antes de participar. Si eres más bien hermético o muy abierto con tu información u opiniones es cosa tuya. Sólo ten presente que, además de tus amigos y gente de bien, te están viendo seres que quieren utilizarte en su provecho.

3. Adoptar un espíritu crítico. En la red hay mucha información confiable, pero también hay de la otra, amén de intenciones ocultas.

4. Tener un propósito en mente cuando estés frente a una pantalla. El que quieras: trabajar, charlar un rato, ver un documental, leer sobre un tema. Terminada la faena, adiós y a otra cosa.

5. Establecer horarios. En lugar de estar con un ojo puesto en las pantallas todo el día, decide tus espacios.

6. Mantener relaciones personales “a la antigua”; haciendo lo que sea, pero presenciales. Es compatible con relacionarse también a distancia.

7. Disfrutar de actividades “offline” o que no tengan pantalla de por medio. Las que elijas.

8. Escucharte (eso, a ti mismo). Pasar un tiempo contigo (sin pantallas) puede ser muy reconfortante, porque descansas del exceso de estímulos.

Podrías probar un hobby o una actividad “lenta” (tipo lectura de libro, paseo…) para hallar ese espacio de calma. O, simplemente, quedarte unos minutos a solas con tus emociones y pensamientos.

Las medidas podrían resumirse en dos: prudencia y equilibrio. Aplica las que creas convenientes (éstas u otras) para maximizar el lado de los beneficios. (Sí, sí. Yo también estoy en eso.)

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