Frente a determinados elementos que podemos organizar para disminuir el estrés en nuestra vida cotidiana, está el ruido, uno de los estímulos menos saludables, sobre el que tenemos escaso o nulo control.
El tráfico, los perros que ladran, los bebés que lloran, las obras municipales, las sirenas, los gritos de los vecinos, etc.
Cuando todo eso se combina en un no-parar, no es sólo ruido; es contaminación acústica. Una contaminación que impacta de manera negativa sobre nuestro bienestar.
El exceso de ruido incrementa el estrés, al tiempo que disminuye nuestra capacidad de concentración y la productividad.
Pero eso es natural, teniendo en cuenta los efectos del ruido sobre el organismo. Entre ellos: hipertensión arterial, irritabilidad, dolor de cabeza, trastornos digestivos y trastornos en el sueño.
No es que una misma persona los padezca todos juntos, pero un par de ellos ya son suficientes.
Hacemos hincapié sobre lo dañino del ruido, precisamente, por afectar a la calidad del sueño. No es sólo que produzca insomnio o interrupciones en el descanso.
Es que el aparato auditivo «no duerme» y continúa expuesto al ruido mientras que nosotros pretendemos dormir. Es decir, no podemos descansar del ruido.
¿Cómo no va uno a sentirse irritado o cansado al día siguiente?
Aunque, si se tratase de una serie de molestias pasajeras, tampoco sería para quejarse. La exposición continua a la contaminación acústica puede ser causa de enfermedades y trastornos físicos y psicológicos. Así es que hay que tomarla en serio.
Como dijimos en la introducción, muchas veces no tenemos control sobre esa contaminación. Podemos defendernos de ella cambiando horarios, instalando alguna barrera aislante o comprando taponcillos para los oídos.
Lo que sí está en nuestra mano es disminuir el ruido que producimos sin necesidad, pensando que éste está dañando a otras personas.
En los últimos años se ha hecho visible un cambio positivo en la conciencia social hablando de la contaminación atmosférica y el cuidado del medio ambiente, en general. Hagámosla extensible a la contaminación acústica, ¿no te parece?
Imagen de Mr Jaded