¿No estás seguro/a de si está interesándote alguien de la oficina más allá de lo laboral? Tú tienes la respuesta.
Aun así, si deseas confirmarla, aquí vamos a repasar algunos síntomas que delatan el posible flechazo que has sufrido.
Vamos con ellos:
1. Comienzas a fijarte en ciertos detalles
Su ropa, su perfume, el modo en que se peina…
Es natural que observemos cómo se arreglan las personas que están alrededor, pero tú te fijas un poquito más de lo común.
Por todos los santos, ¡qué bien le sienta esa camisa!
2. Aumenta el tonteo
¿Tonteo? No, de acuerdo. Llamémoslo «interacción».
Hablas más con él/ella que con otros compañeros de trabajo. Buscas excusas para sentarte a su lado, para llevarle algún documento o para hacerle la pregunta tonta del año.
Si no quieres que se te note que te gusta, córtate un poquito y evita tanta «interacción».
3. Sus ojos te atrapan
Las personas solemos mirarnos a los ojos como signo de escucha activa. Es una muestra de interés y da confianza al interlocutor.
Pero, nuevamente, tú te pasas de rosca. Sin darte cuenta, mantienes la mirada clavada en sus ojos. Y eso denota un interés especial, aquí y en la China.
4. Tu cuerpo te delata
Las palabras no son lo único que cuenta en la comunicación interpersonal. También está eso que llaman «lenguaje no verbal«, que llega a transmitir más información que las torpes palabras en muchas ocasiones.
Sin darte cuenta, es posible que estés realizando ciertos gestos delatores, como tocarte el pelo, suspirar, sonreír con la mirada perdida…
Hasta el chico de la limpieza se va a dar cuenta (antes que tú) de que has perdido el norte por tu compañero/a.
5. Esos almuerzos…
Salir a comer de vez en cuando con los colegas del trabajo es natural. En ocasiones, sirve para mantener el buen clima entre los compañeros.
Pero, aquí también, tú vas unos pasos por delante. Estos ratos de ingestión se llenan de conversaciones con tu compañero/a que no siempre tienen que ver con lo profesional.
La situación está yendo a mayores y los demás se van a dar cuenta de lo que ocurre. Chismorrearán a tus espaldas, fijo.
Eso no tiene ninguna importancia si a ninguno de los dos os va a traer problemas en vuestra vida privada o en la empresa. Pero… ¿y si no es el caso? Cuidado, entonces.
6. Te arrimas demasiado
La distancia física entre tú y tu pre-amor laboral cada vez se hace más corta. ¿No te has dado cuenta de que te acercas mucho?
También son más frecuentes los pequeños contactos: Los dedos que se encuentran cuando le alcanzas un papel, el roce con su pelo… (Vale. Lo dejo aquí antes de que se te suban los colores.)
Estás en peligro, corazón. Y, todavía más, si culminas con el último síntoma.
7. No se te va de la cabeza
Piensas en él/ella mucho más de lo habitual.
¿Qué digo? ¡No se te quita de la cabeza en todo el día! Recuerdas lo que dijo, lo que hizo e incluso tienes fantasías (de distinta índole) con esta personita.
Si ves que esta situación no te conviene, intenta parar antes de que se convierta en una obsesión. Cuanto antes, mejor.
Si no hay obstáculos mayores, ahí tú verás qué hacer. Lo que está clarísimo es que este compañero o compañera te gusta horrores. Acéptalo. Cosas peores ocurren.