Síntomas de que sufres un flechazo por alguien del trabajo

Aquí vas a confirmar lo que posiblemente ya sabes: sufres un flechazo por alguien del trabajo. 😉

O, bueno, es tu compañero/a quien está mostrando señales sospechosas, que enseguida vamos a repasar.

Cuando Cupido entra en tu lugar de trabajo

Venga. Vamos a relatar algunos síntomas que delatan el posible flechazo que has sufrido.

tonteo entre compañeros de trabajo

1. Comienzas a fijarte en ciertos detalles

Su ropa, su perfume, el modo en que se peina…

Es natural que observemos cómo se arreglan las personas que están alrededor, pero tú te fijas un poquito más de lo común.

Por todos los santos, ¡qué bien le sienta esa camisa!

2. Aumenta el tonteo

¿Tonteo entre compañeros de trabajo? No, de acuerdo. Llamémoslo «interacción».

Hablas más con él/ella que con otros compañeros de trabajo. Buscas excusas para sentarte a su lado, para llevarle algún documento o para hacerle la pregunta tonta del año.

Si no quieres que se te note que te gusta, córtate un poquito y evita tanta «interacción».

3. Sus ojos te atrapan

Las personas solemos mirarnos a los ojos como signo de escucha activa. Es una muestra de interés y da confianza al interlocutor.

Pero, nuevamente, tú te pasas de rosca. Sin darte cuenta, mantienes la mirada clavada en sus ojos. Y eso denota un interés especial, aquí y en la China.

4. Tu cuerpo te delata

Las palabras no son lo único que cuenta en la comunicación interpersonal. También está eso que llaman «lenguaje no verbal«, que llega a transmitir más información que las torpes palabras en muchas ocasiones.

Sin darte cuenta, es posible que estés realizando ciertos gestos delatores, como tocarte el pelo, suspirar, sonreír con la mirada perdida…

Hasta el chico de la limpieza se va a dar cuenta (antes que tú) de que has perdido el norte por tu compañero/a.

5. Esos almuerzos…

Salir a comer de vez en cuando con los colegas del trabajo es natural. En ocasiones, sirve para mantener el buen clima entre los compañeros.

Pero, aquí también, tú vas unos pasos por delante. Estos ratos de ingestión se llenan de conversaciones con tu compañero/a que no siempre tienen que ver con lo profesional.

Eso no tiene ninguna importancia si a ninguno de los dos os va a traer problemas en vuestra vida privada o en la empresa. Pero… ¿y si no es el caso? Cuidado, entonces.

6. Te arrimas demasiado

La distancia física entre tú y tu pre-amor laboral cada vez se hace más corta. ¿No te has dado cuenta de que te acercas mucho?

La situación está yendo a mayores y los demás se van a dar cuenta de lo que ocurre. Chismorrearán a tus espaldas, fijo.

También son más frecuentes los pequeños contactos: Los dedos que se encuentran cuando le alcanzas un papel, el roce con su pelo… (Vale. Lo dejo aquí antes de que se te suban los colores.)

flechazo entre colegas

Estás en peligro, corazón. Y, todavía más, si culminas con el último síntoma.

7. No se te va de la cabeza

Piensas en él/ella mucho más de lo habitual.

¿Qué digo? ¡No se te quita de la cabeza en todo el día! Recuerdas lo que dijo, lo que hizo e incluso tienes fantasías (de distinta índole) con esta personita.

Si ves que esta situación no te conviene, intenta parar antes de que se convierta en una obsesión. Cuanto antes, mejor.

Si no hay obstáculos mayores, ahí tú verás qué hacer. Lo que está clarísimo es que este compañero o compañera te gusta horrores. Acéptalo. Cosas peores ocurren.

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