¿Estás pasando por una etapa que no te gusta y quieres poner de tu parte para que las cosas sean diferentes?
Hagas algo o no hagas nada, sabes que la situación cambiará tarde o temprano. Y, ya que esto va a ser así, estás dispuesto a arremangarte para tomar parte activa en dicho cambio.
Es bastante arriesgado dejar que el cambio lo decida el azar, las decisiones de otros o el mismo devenir de la vida, porque podrías desembocar en una situación aun menos apetecible que la actual.
Lo sabes y, pese a eso, te cuesta arrancar. ¿Reflexionamos sobre esto y tomamos fuerzas?
Sí, digo “tomamos”, porque ese momento de contemplación del cambio no me es ajeno. Ni a mí ni a cualquiera que se proponga agarrar el timón de su vida.
Pensemos en qué se le puede decir a una persona que esté por iniciar esa misión. A mí se me ocurre apuntar lo que sigue.
Utiliza la mala situación para motivarte
Si te encuentras en una situación poco ideal, aprovéchalo. Muchas veces, los cambios más positivos surgen de ahí, de situaciones poco agradables. Cuando la vida transcurre apaciblemente, hay menos motivación para cambiar.
Las circunstancias negativas te desgastan, te consumen. ¿Qué tal sería darle la vuelta y emplear lo negativo para apuntar en sentido contrario?
Si puedes, hazlo. Deja que te dé fuerza lo que no quieres, lo que no te gusta, lo que te deprime, lo que te hastía, lo que te asusta… Que lo negativo sea una fuente de motivación e inspiración para trabajar por lo que sí quieres.
Comprométete con el cambio
Tú eres el artífice del cambio; la persona que toma la decisión de cambiar, la que va a ejecutar las acciones necesarias y la que cosechará las consecuencias de las mismas.
Los demás pueden sugerir, ayudar, inspirar. No vas a estar solo en el camino. Incluso si el entorno no te apoya demasiado, tienes a tu alcance libros y bastantes recursos más para guiarte con la sabiduría de personas experimentadas en lo que tú quieres hacer.
Eso sí, el trabajo más importante recae en ti. Tú eres el que, día a día, construye tu vida. Ninguna otra persona puede hacerlo en tu lugar.
Alza tu voz sobre la del miedo
Tanto si el miedo te asalta en algún punto del camino, como si te acompaña desde el principio hasta el final, alza tu voz sobre él. No dejes que te arrebate lo que quieres.
Al iniciar un cambio, es “normal” asustarte. Más todavía, si llevas apegado media vida a unos hábitos o circunstancias, de los que ahora te alejas para adentrarte en lo desconocido.
Cuando el temor arrecie, confía en tu experiencia y en tus capacidades. Mira cuántas veces has superado momentos incómodos y contratiempos, que quizás te parecían un mundo cuando los encaraste.
A lo único a lo que no se sobrevive es a la muerte. ¿Lo demás? Venga lo que venga, vas a poder con ello. Podrás arreglarlo, esquivarlo, asimilarlo… o lo que toque hacer. Otras veces lo has hecho y lo seguirás haciendo.
Imagen de Massimo Valiani