¿Terminas en fin de semana algunas tareas que no te dio tiempo a hacer en los días anteriores? ¿Preferirías dedicar sábado y domingo a descansar o a otras actividades?
Si es el caso, comparto contigo un “truco” que me está funcionando bien.
Hasta hace muy poco (y sobre todo en mis tiempos de estudiante) yo solía animarme de la siguiente manera: “Si termino con esto, el fin de semana lo aprovecharé para disfrutar.”
Aparentemente, la idea es buena. Pero, rascando un poco, verás que no lo es tanto: Me digo a mí misma que tendré tiempo de disfrutar SÓLO si termino; con lo que asumo que en ese par de días también puedo terminar lo que queda por hacer.
Por eso, sabiendo que está ahí la posibilidad, dejo adrede algunas tareas para el sábado: “Estoy cansada. El sábado por la mañana lo termino.”
El resultado es que he trabajado muchos fines de semana. A veces, toca hacerlo. Pero muchas otras se puede evitar cambiando la manera de motivarte.
¿Cómo? Pues, en lugar de decirte que descansarás si terminas las tareas, te dices:
Quizás no te queden tareas pendientes
¿Qué ocurre cuando te comprometes de esta manera? Que, como sabes que no puedes terminar en sábado, te cunde más el tiempo y te las arreglas para dejarlo todo listo en viernes. Parkinson tenía razón.
Y, en caso de que no sea así y se quede algo pendiente, ya lo verás el lunes.
Esta triquiñuela me está sirviendo bastante en los últimos tiempos. Si a ti también suelen quedársete tareas de diario colgadas para el fin de semana, te animo a probarla.
En caso de que te las veas moradas y no puedas terminar para el sábado de ninguna manera, esto no funciona (obvio). Lo más seguro es que tengas que simplificar tu lista de tareas y hacerla más realista para que esas tareas quepan en los cinco días de la semana.
¡Vamos! Que nos cunda. Porque este fin de semana, ya sabes, sin pendientes. ¡Hay que jugar!