La falta del descanso necesario y de tiempo de ocio nos hace improductivos, en la medida en la que poco a poco vamos acumulando estrés, ansiedad y ese sentimiento de hastío que surge cuando todos los días parecen iguales.
Levantarse, ir al trabajo, comer, volver a trabajar e irse a la cama… Así, un día tras otro. Peor aún en el caso de que no se tenga trabajo.
¿Cómo tomarse un tiempo para divertirse cuando esa tensa rutina tiende a abarcarlo todo?
Dándole la importancia que merece. Descansar es una prioridad.
Hay que tener en cuenta que el tiempo de ocio es vital para mantener el equilibrio y regenerar las fuerzas que necesitamos para afrontar cada uno de los retos que tenemos por delante.
Sin desconectar, uno termina «quemándose» y muestra síntomas como los siguientes:
- Cansancio; fatiga física y mental.
- Apatía hacia el trabajo, la familia o los amigos.
- Dificultad para reír con una mayor facilidad para enfadarse por cualquier cosa.
- La sensación de que todo irá a peor.
- Trastornos psicosomáticos: dolor de estómago, de cabeza o de espalda.
- Trastornos del sueño: insomnio o falta de un sueño reparador.
Castigar a nuestro cuerpo con una rutina en la que el ocio no tenga cabida nos encarrila por la senda de la ansiedad y la depresión. En los casos más severos, se precisa de una atención profesional que ayude a romper esa dinámica.
El tiempo libre es una necesidad.
Necesitamos tiempo para estar con nosotros mismos, quizás sin hacer nada.
Necesitamos actividades que nos diviertan y nos ayuden a desconectar de los problemas: charlar con los amigos, practicar un hobby, ver una película o salir a dar una vuelta por el parque…
Esos momentos nos proveen de energía.
Cumplamos responsablemente con nuestras tareas, amigos, pero entre ellas ha de estar ineludiblemente un ratito para disfrutar, que forme parte de nuestra pequeña inversión diaria en salud.
Recuerda las palabras de un sabio que decía: «Sin tele y sin cerveza, Homer pierde la cabeza.» 😉
Imagen de bump