Respeto, dedicación y amor. Cuando falta cualquiera de esos ingredientes, una relación personal se deteriora.
No importa que se trate de una relación de varios años o de una que marchó divinamente durante un tiempo. No hay excepciones.
Por aquí aprendimos algunas actitudes que tienen un efecto fulminante sobre la relación de pareja (sentimental, romántica, conyugal… como tú la veas).
Considerando las diferencias, casi todas ellas pueden acabar con cualquier tipo de relación, hasta con ésa con tu amigo del alma.
Precisamente, en la amistad nos enfocamos hoy y en tres actitudes muy nocivas para su supervivencia.
Razones por las que se rompe una amistad
1. No estar ahí en los momentos importantes
La amistad se sustenta en el apoyo mutuo y lo que hacen los amigos, básicamente, es compartir. Comparten momentos malos y momentos buenos.
La amistad se desvanece cuando uno se desvincula de los sucesos importantes en la vida de un amigo.
Pero también lo hace:
- cuando se descuida la relación en lo cotidiano;
- cuando se dejan de compartir experiencias porque se tienen otras prioridades;
- cuando te “olvidas” de ciertos detalles;
- cuando dejas pasar el tiempo y ya no te pones en contacto con esa persona ni para saludarla, etc.
En definitiva, por esa falta de dedicación que mencionamos.
2. Traicionar la confianza
La puñalada por la espalda es otra forma segura de terminar con una relación y, ésta, en tiempo récord.
Chismorrear sobre lo que te cuenta un amigo o usar la información que tienes sobre su vida para hacerle daño es doloroso para esa persona, pero también para ti, porque pierdes a alguien valioso.
A veces bastan unos pequeños cotilleos (sean maliciosos o inocentes) para que la confianza se resquebraje.
3. Hacer que se sienta mal a propósito
Cuidado con la envidia y con las crisis personales que no se gestionan bien. Pueden ser veneno puro para las relaciones.
Imagina que algo te sale mal o que la vida, en lugar de la cara, te da la espalda. A tu amigo, no. Tu amigo está bien.
O imagina que sientes algo de envidia porque tiene algo que tú deseas (belleza, un buen trabajo, un novio guapo… o lo que sea).
Como uses todas esas frustraciones personales para que tu amigo se sienta mal, porque te apetece descargarte, terminará alejándose y con razón.
Un ejemplo poco sutil: ¡Ay! Enhorabuena por tu ascenso laboral. A mí me va de pena. Es que he tenido mala suerte y, además, no sé hacerle la pelota a mi jefe para que me promocione…
Muchas veces, el amigo te deja pasar ese tipo de comentarios en situaciones así, porque comprende tu malestar y piensa que no eres tú sino el coraje el que habla.
Pero la amistad se va desgastando, porque la rabia y la impotencia no son excusa para tratar con la punta del pie a las personas que se supone que queremos.
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Aquí tienes otras maneras de estropear o destruir una amistad, por si quieres reflexionar más.
Escribí más sobre este tema otro día, mirándolo desde el otro lado. Ahora eres tú el que comienza a distanciarse.
Cómo se pierde una amistad
A veces comienzas una relación de amistad con una persona y, ya que la conoces mejor, descubres algo que suele hacer y a ti no te gusta.
¿De qué estamos hablando? ¿Qué tipo de cosas pueden resultarte molestas o nocivas de este nuevo amigo?
Recopilemos un puñado de conductas tóxicas y frecuentes entre “amigos”, si te parece.
¡Ah! Y, aunque diga “amigo”, se entiende que también incluye a las “amigas”.
1. Hace de menos a la gente: Insulta, ridiculiza, desprecia y se burla de otros. ¿Quién te dice que tú no seas el próximo?
2. Afectivamente es un muro de hormigón. Da igual que le cuentes un problema o que le des buenas noticias. Le importa un rábano cómo te sientas.
3. Te envidia. No se alegra por lo que tienen los demás. Si acaso, ésa es una razón para detestarlos. Y tú no te libras. Tampoco se alegra de lo que tú tienes si él no puede tenerlo.
4. Te da malos consejos adrede. Sí, para ver cómo te estrellas.
5. Te quiere mucho… cuando necesita favores. Insiste de buenas y, si tú te niegas, cambia de táctica. Tienes que darle lo que quiere, porque si no te conviertes en la peor persona del mundo para él.
6. Olvida lo que le has dado. Pocas veces te da las gracias por lo que haces por él. Cree que se lo merece todo.
7. Tienes algo que le interesa. No, no eres tú. Es tu pareja, tu dinero, tus contactos o a saber…
Vale. La amistad es una relación en la que las dos partes dan y reciben. Pero el cariño se supone que también forma parte de esta relación y aquí no aparece. En lugar de amistad, quizás podría llamarse… ¿negocio?
8. Divulga lo que le cuentas, ya sean secretos que le confías o detalles de tu vida privada que los amigos no suelen contar (se supone).
Aquí hay que hacer distinciones. Está el amigo que divulga cuestiones sobre tu vida y le importa poco hacerte daño. También está el que es chismosillo y no sabe guardar secretos.
Y, por último, está el que habla de tus problemas con otra persona para encontrar un modo de ayudarte, porque de veras le preocupas.
Al último no se le puede llamar “mal amigo”, ¿no crees?
9. Esparce rumores falsos sobre tu persona. No puedes creerte la cantidad de infamias que ha vertido a tus espaldas. Qué shock cuando lo descubres…
10. Es falso. Cuando está contigo, su cara es de no haber roto un plato. Qué bueno es. Qué cosas más bonitas te dice… Detrás de ti, te enteras de que te pone verde.
11. Te trata con condescendencia. Por el motivo que sea, se siente superior a ti y te lo deja caer cada vez que puede, como quien no quiere la cosa. Es como si te estuviera haciendo un favor siendo tu amigo.
12. Es egoísta hasta la médula. Si lo que le propones no acarrea ningún beneficio para él, no cuentes con su esfuerzo.
13. Engaña. Es deshonesto y saca partido de otros (pardillos) sin cortarse un pelo. Como poco, es una mala influencia, ¿no?
14. Te sume en el pozo del pesimismo. Sólo te habla de dramas, problemas y quebrantos. Y, cuando tú le comentas algún plan, no le faltan argumentos para alimentar tu miedo y tu inseguridad.
Ésta es una pobre personita. Merece compasión. Pero, si estás mucho tiempo a su lado, tu energía y tus ganas de vivir se van por el sumidero.
15. Está muy ocupado para ti. Con éste, despreocúpate. Mucho tiempo no vas a pasar a su lado. Es raro que puedas contar con él.
16. Es demasiado dependiente, posesivo, asfixiante. (¿Quién dice que esto sólo pasa entre parejas románticas?) Hay amigos así de absorbentes, que te montan un drama cuando das un paso por tu cuenta y no les avisas.
17. Te insta a hacer cosas que no quieres. Te presiona. Te lleva por un camino que tú no quieres ir.
18. Te deja tirado. Ya en el mal camino, si hay problemas te las arreglas por tu cuenta. ¡Hala! Todo el paquete para ti.
Conclusiones de todo lo anterior
1. Como te habrás dado cuenta, unas acciones son más nocivas que otras. Y, dentro de eso, también varía la intensidad en muchas de ellas.
(Por ejemplo: No es lo mismo que yo te presione para que veas conmigo una película que detestas, que te insista en que nos vayamos a robar carteras.)
2. Todos somos imperfectos y cometemos errores.
Es más, algunos “amigos tóxicos” o “semitóxicos” ni tan siquiera saben que lo son. Yo misma he caído en varios puntos de la extensa lista de arriba y me he dado cuenta a posteriori.
3. Muchos de estos problemas se arreglan hablándolos.
Algunos amigos no se dan cuenta de que a ti te hacen mal con su acciones (el que critica mucho, el que cotillea hasta con su sombra, el que se queja sin cesar…). Tú puedes decirles cómo te sientes cuando ellos hacen tal cosa y la amistad puede continuar.
4. Otras veces no te escuchan.
O, si te escuchan, tu opinión no les sirve. En ese caso, eres tú quien tiene que decidir si romper la amistad o quedarte a su lado.
5. No puedes cambiar a otra persona.
Ni tan siquiera ayudarle a cambiar, cuando esa persona no está por la labor. Lo que sí puedes hacer es elegir al lado de quién quieres estar.
Gracias por reflexionar conmigo.
Imágenes de Neal Fowler, Darwin Bell y onkel_wart (thomas lieser)