Llevas tiempo allí y aún no eres muy consciente de que, dentro de poco, estarás en un escenario distinto.
Vas haciéndote a la idea cuando comienzas a empaquetar tus pertenencias y a hacer las gestiones para mudarte. Estás a punto de decir adiós al lugar donde has vivido.
La despedida se acerca. No sólo dirás adiós a un lugar querido para ti, sino a las experiencias que están ligadas a él. ¿Cómo encaras el cambio?
Decir adiós a un lugar, ¿es necesario?
Podrías “pasar de sentimentalismos”. Llega el día de marcharte y te marchas, evitando la despedida para que el trance sea menos doloroso. Pero el cambio (la pérdida) igual se produce, te despidas o no.
La despedida es difícil, pero facilita la transición hacia “lo nuevo”. Te conecta con el momento y con la decisión que has tomado. Te ayuda a cerrar un capítulo para que puedas abrir otro diferente.
Por eso existen las despedidas. Aunque sean difíciles y duelan, al ser más consciente de que dejas atrás algo que fue importante para ti.
Existen, porque las heridas sanan antes cuando aceptas tus sentimientos y te das un margen para asumir la situación. Los “adioses” importantes que no se dicen, suelen doler por más tiempo.
Ideas para una sana despedida
Hablamos de escenarios donde transcurrieron experiencias positivas. Muchas de ellas, compartidas con personas a quienes también dices “adiós” o “hasta siempre”. ¿Cuántas experiencias de éstas has vivido?
Las despedidas también son experiencias que enseñan. Yo sólo he vivido dos grandes despedidas (de lugares en los que estuve años viviendo). La segunda me fue mejor que la primera. Y pudo ser porque aprendí qué necesitaba yo en esa transición.
Tú también descubrirás (si no lo has hecho ya) qué necesitas y qué no para sucesivas despedidas. Porque, a lo largo de la vida, todos decimos unos cuantos “adioses” (a lugares, personas, situaciones).
Quizás coincidas en alguna de estas ideas:
➜ Acepta cómo te sientes. Date permiso para estar triste, si es el caso. El cambio mueve muchas emociones. Vívelas.
➜ Date un tiempo para despedirte del lugar. La despedida es un proceso (no un momento único). Piensa en lo bonito que has vivido allí. Y ve haciéndote a la idea del cambio.
➜ Recopila “tesoros”. Además de los que guardes en el corazón, lleva contigo fotos o algún objeto que simbolice esa etapa, si lo crees necesario.
Un día, cuando eches la vista atrás, mirarás ese pequeño tesoro y te llevará de la mano hacia esa etapa. Recordarás aquellos viejos tiempos con una sonrisa. Son parte de ti, de tu historia.
➜ Ve pensando en qué quieres hacer en el nuevo lugar. Estás a punto de decir “hola” a nuevas experiencias. ¿Cuáles? Echa un vistazo a lo positivo que te está esperando.
➜ Prepárate para lo nuevo. Poco a poco, ve prestándole más atención al “hola”, especialmente si necesitas estudiar y familiarizarte con el lugar nuevo.
Afortunadamente, aceptar la tristeza no implica quedarse atascado en ella.
Poco a poco, tomarán protagonismo las nuevas aventuras que vivirás en un sitio diferente. Comienzas una etapa distinta, otro capítulo, donde escribirás más líneas felices.