¿Qué haces cuando el estrés no te deja dormir bien?

Atraviesas una etapa agitada o un acontecimiento vital que es fuente de tensiones y malestar.

El estrés arrecia y, justo en estos días en los que necesitas descansar mejor para recuperar calma y energías, es cuando peor duermes.

Lo anterior se convierte en un círculo vicioso:

  1. El estrés no te deja conciliar el sueño o éste es de muy poca calidad.
  2. A consecuencia de ello, llegas al día siguiente con los nervios de punta, agotando los pocos ánimos y las fuerzas que te quedan.
  3. Esa noche estás más estresado que la anterior y de nuevo tienes problemas para dormir.
  4. (Se repite el punto 2 y así, sucesivamente.)
dormir mal

¿Cómo romper ese círculo vicioso? ¿Cómo puedes dormir cuando los nervios no te dejan?

Controlando el estrés.

Qué fácil se dice esto, ya… Pero, si quieres recuperar el equilibrio, la serenidad y las energías, tendrás que poner un poquito de tu parte.

Para empezar, presta atención a lo más básico:

1. Come bien (variado) y a tus horas.

Si acaso un día comes menos, no pasa nada. Eso sí, no te saltes comidas o las sustituyas por porquerías.

Si acaso, prueba a añadir algunos alimentos apropiados para estos días, por ser de más fácil digestión, como éstos: Alimentos relajantes y anti-estrés.

2. Muévete durante el día.

Practica algo de ejercicio físico, aunque sea un paseíto por el barrio.

Estaría bien que, al menos 30 minutos, fuesen de movimiento. No solo reducirías el estrés, además disfrutarías de todos los beneficios para la salud del ejercicio físico, que son muchos, como te consta.

3. Reserva un ratito para ti.

Si tienes algún hobby, practícalo, envuélvete en esa actividad para descansar de las tensiones.

Si no es el caso (o además de lo anterior), que no falten unos minutos dedicados a una actividad que hagas por gusto: Leer, bailar, ver tu programa de televisión favorito… o lo que fuera.

Esas actividades parecen triviales, pero no lo son. Sirven para recuperar la energía que se te está yendo en afrontar otros problemas. Hacen de contrapeso.

Sólo con lo anterior, ya estás evitando que los niveles de estrés se vayan por las nubes. Añadamos algo más para aplacarlos, si te parece:

4. Busca apoyos.

Contar con alguien que te eche una mano o que, por lo menos, te escuche es muy eficaz para minimizar el estrés. También lo es dar y recibir muestras de afecto. Un «simple» abrazo obra milagros.

Además, estamos juntos para compartir lo bueno y lo malo. Del mismo modo que tú estás ahí para apoyar a las personas que quieres, déjate apoyar y querer por quienes te aprecian.

5. Ata en corto tus pensamientos.

No permitas que el estrés te haga caer en el pesimismo catastrófico. Vives una etapa difícil y eso no quiere decir que el resto de tu vida vaya a ser igual.

Céntrate en lo que puedes hacer hoy. Ocúpate de lo de hoy.

Y, si aún no ves la solución al problema que sea, confía en que pronto encontrarás el hilo de donde tirar para desenredarlo. Vas a tomar el control de la situación, como has hecho otras veces.

Llega la hora de dormir

¿Te apetece más leer en Internet, a ver si encuentras otra cosilla que te anime? No, no, por favor. Salte de aquí y respeta tu horario de sueño.

Si no tienes ganas, ya verás que llegan mucho antes que si te quedas frente a la pantalla del ordenador. (Las luces brillantes te desvelan.)

Haz de dormir bien una prioridad. Adopta hábitos que te ayuden a conciliar el sueño. Y, poco a poco, irás durmiendo mejor.

¿Y sabes qué es lo estupendo de la historia? Que, durmiendo mejor, también te será más fácil controlar el estrés, entrando así en un nuevo círculo… Esta vez, un círculo virtuoso:

  1. Duermes mejor que ayer.
  2. Te levantas más repuesto, de mejor ánimo. Te cunde más lo que tienes en frente y no te vienen tan largas las contrariedades.
  3. Duermes más tranquilo todavía. El descanso es más reparador.
  4. Buenos días, de nuevo. ¡Sigues remontando…!

Conclusiones

  • Para controlar el estrés, necesitas dormir bien (y viceversa).
  • Durante el día, pon en marcha ideas para desestresarte, sin olvidarte de las más básicas (que hemos comentado en el post).
  • Diseña una rutina nocturna que induzca al descanso y respeta tus horas de sueño.

Si el estrés ha acabado hasta con el placer de dormir y descansar, no te sientas una víctima. Tú puedes hacer algo para darle la vuelta. Y, si no te sale con todo esto, consulta con un profesional de la salud.

Cuida de ti. Nos vemos en el reino de Morfeo.

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