Repasemos una serie de hábitos nocturnos bastante extendidos que restan calidad al descanso.
El objetivo es identificarlos. Y, si forman parte de nuestro repertorio, procurar introducir pequeños cambios para dormir un poco mejor.
No te abrumes si eres “culpable” de practicar unos cuantos de estos hábitos nocturnos. Yo misma lo soy. Algunos son difíciles de combatir cuando llevan años practicándose.
Vamos al lío.
¿De cuál de estos hábitos nocturnos nos vamos a deshacer?

1. Trabajar hasta que llega la hora de acostarte
Continúas con tu ágil trajín cotidiano hasta el momento de poner tu cabeza sobre la almohada.
No hubo actividades que te relajasen, como una lectura placentera o un baño. Tu mente sigue en funcionamiento.
¿Qué tal si construyes una rutina nocturna adaptada a ti?
2. Irte a la cama con la cabeza llena de problemas
Todavía es peor si, ya que te acuestas, sigues estresado y regurgitando preocupaciones.
Tal vez despiertes con una solución, por aquello de que funciona consultar los problemas con la almohada.
Pero no tienes por qué estar pensando en el asunto hasta el último minuto del día. Te costará más conciliar el sueño y descansarás menos.
¡Ah! Y también es buena idea incluir aquí que, si puedes, intentes no irte a dormir enfadado.
3. Utilizar tu habitación como sala de usos múltiples
Estudiar, trabajar, jugar, ver películas, etc.
Para que asocies la cama con el descanso, lo suyo es que en la cama sólo practiques una actividad: dormir. Bueno, dos: dormir y el sexo.
4. Pasarte incontables horas sentado
Durante el día, no te has movido mucho y las horas previas a dormir las has pasado en el sofá viendo la tele.
El sedentarismo es otro hábito que estropea el descanso. ¿El remedio? Pasa menos tiempo sentado. Eso sí, abstente del ejercicio intenso antes de acostarte, ya que tiene el mismo efecto estimulante que un chute de café.
5. Abusar de las pantallas antes de irte a dormir
Según los estudios, la exposición en exceso a luces brillantes durante la noche estropea la calidad del sueño nocturno.
Así que, si puedes dejar los aparatitos aparcados un poco antes de irte a dormir o bajarle el brillo a las pantallas, mejor.
6. Descuidar la temperatura y la iluminación del cuarto
Hablando de luces, trata de que no iluminen en exceso la habitación. Y, si puedes hacer algo al respecto, procura que la temperatura también sea la adecuada para el sueño.
La mayoría descansamos mejor cuando el mercurio se mueve entre los 15 y 22 grados centígrados.
7. Acostarte cada noche a una hora distinta
Con unos horarios regulares para acostarte y levantarte (incluso en fines de semana), tu cuerpo y tu mente se acostumbran a un saludable ciclo sueño-vigilia.
Fíjate en el hábito que más caigas y practica con consistencia una variante saludable. Será un pequeño cambio con el que ganemos en salud. (Porque yo me apunto, claro.)