El éxito no depende sólo del esfuerzo

A la hora de encarar un objetivo vital, valor, constancia, paciencia y esfuerzo son algunos de los ingredientes que nos conducirán al éxito.

El esfuerzo sólo es uno de ellos, uno de los más importantes, de acuerdo, pero no el único. Es más, a veces el éxito está condicionado por factores ajenos a nosotros, que no podemos controlar.

Veamos algunos ejemplos para argumentar lo anterior

esfuerzo y éxito

* Imagina que te has preparado a conciencia para optar a un puesto de trabajo. Has puesto toda la carne en el asador. Te has esforzado al máximo y, a la hora de la verdad, rechazan tu propuesta y se quedan con la de otra u otras personas.

Conclusión: La competencia también se esfuerza y puede obtener mejores resultados que nosotros.

* Te has enamorado de una persona. Qué bien. Intentas agradarle ofreciendo lo mejor de ti mismo, pero ella prefiere a otro.

Conclusión: A veces la llave de nuestro éxito está en las manos de otra persona.

* Abres un negocio. No escatimas en aportar todos los recursos posibles para que salga a flote, pero no llegan los clientes.

Conclusión: El tiempo importa. (Roma no se hizo en un día.) Y la buena suerte, también tiene mucho que decir.

* Participas en una competición deportiva. Estás en plena ejecución de la prueba y… ¡crack!… una lesión.

Conclusión: Eventos inesperados pueden dar al traste con todo el esfuerzo invertido.

* Haces un examen. Has estudiado como nunca y respondes el cuestionario lo mejor que puedes. A tu lado hay una persona que copia y, al final, saca mejor nota que tú.

Conclusión: Hay personas que toman atajos para ahorrarse el esfuerzo y a veces les sale bien.

Como puedes ver, eso de que si te esfuerzas verás buenos resultados, carece de fundamento. No siempre es así.

Tengo un familiar muy cercano al que la buena suerte le ha sonreído durante la mayor parte de su vida.

Heredó un negocio exitoso. Se casó con la mujer que quería. Las inversiones que realizó dieron más frutos aún de los que esperaba… y no hubo eventos como enfermedades o catástrofes naturales que se interpusieran en su camino.

Pues bien, este familiar piensa que si yo no tengo el trabajo que quiero o, en general, si no alcanzo lo que me propongo, es únicamente porque no me esfuerzo lo necesario. Así me lo dice.

No pienso poner en una balanza cuánto me he esforzado yo respecto a él o respecto a otras personas. Sólo sé que sí me he esforzado y a quien da todo lo que tiene, no se le puede pedir más.

Lo anterior no quiere decir que dejemos de esforzarnos, no. El esfuerzo no deja de ser importante si queremos ver resultados con el paso del tiempo.

Lo que he intentado es justificar que no debemos reprocharnos nada cuando nos hemos esforzado todo lo posible y, a pesar de eso, el éxito nos esquiva. Hay que contar con que existen factores que escapan a nuestro control.

Dejemos de culparnos por las situaciones en las que algo sale mal y no ha sido por una negligencia nuestra. La vida es una aventura y es inevitable que haya episodios difíciles. Aprendamos y sigamos adelante.

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