10 Enemigos de la creatividad

Ante ti hay una misión creativa en forma de obra, de maniobra o de problema que has de resolver.

Los antagonistas de tu “peli” tratarán de no lleves a cabo la misión. Vamos a hablar de ellos, de los antagonistas que boicotean tu creatividad.

Enemigos de la creatividad

¿Qué es lo puede frenarte cuando quieres crear planes, soluciones, alternativas o una obra artística?

Eso demanda creatividad… Y la creatividad tiene enemigos como estos diez.

colores variados

1. Límites autoimpuestos

Estos son los peores enemigos de la creatividad, porque no te dan la ocasión de superar los siguientes.

A menudo toman la forma de prejuicios comunes, muy extendidos:

– No puedo hacer algo así. ¡Yo no soy creativo!

Otras veces nacen cuando escuchas a esa gente que te dice que no puedes, que no sirves, que ya hay mucha gente ahí fuera que lo hace mil veces mejor de lo que tú podrías hacerlo. Si les crees, tu creatividad muere antes de respirar por primera vez.

Y, qué ironía, también puedes cargarte tu creatividad incipiente cuando crees los mensajes contrarios:

– Eres el mejor.

– No hay otro como tú.

– Vas a arrasar con esta idea.

Te confías. Dejas de aprender y de ensuciarte las manos, porque te parece que lo tienes todo hecho. Y, no. Detrás de la creatividad suele haber unas poquitas horas de trabajo.

2. Límites que te ponen los demás

Estos son secundarios, pero también fastidian.

El producto de tu creatividad es encorsetado, encajonado por otros que están “por encima” y han de darle el visto bueno.

No puedes dar un paso sin críticas, sin supervisión. Te marcan los ritmos. Las musas se sienten atadas y te abandonan.

3. Procrastinación

Ya sabes, esa práctica o hábito que consiste en apartar lo que te propusiste hacer y cambiarlo por otra misión más cómoda.

A menudo se procrastina por miedo. Pero puede haber otras causas: el hastío, el cansancio, la frustración por experiencias anteriores o la madre de todos los vicios: la pereza.

Crear cuesta trabajo. Con lo bien que se está frente a la tele, para qué darse la molestia.

brochas

4. Miedo al fracaso

Hace buen matrimonio con la procrastinación. Y también con el antipático perfeccionismo.

Sientes una parálisis total cuando se te cruza el pensamiento de que tu idea es una estupidez, de que tus planes van a salir mal, de que vas a quedar de pena ante los demás… ¡Y ante ti mismo!

El miedo es uno de los peores enemigos de la creatividad. Y solo puede vencérsele con contundencia, apretando los dientes y pisando el terreno que te está diciendo que no pises.

5. Complacencia

Se cuenta entre los enemigos de la creatividad más insidiosos. Hace tanto daño como el miedo, pero luce una expresión amable en su cara.

Complacencia es acomodarse. Estás a gusto y conforme con lo que sueles hacer del modo en el que lo has hecho siempre. Las nuevas ideas están de más. O, si acaso, que las pongan otros, que están más sueltos en el tema.

¿Podría haber miedo detrás de una actitud comodona? Sí, claro. También falta de curiosidad… o lo siguiente.

6. Apatía

Eres indiferente a la creatividad. No te emociona la posibilidad de explorar en un área, de conocerla, de combinar lo que encuentres para producir cosas nuevas.

Todos solemos ser apáticos hacia ciertos temas o asuntos. Pero serlo en el abanico de actividades en el que uno se desenvuelve a diario es más problemático.

Vivimos situaciones cotidianas que demandan soluciones y formas distintas de hacer las cosas. Y la apatía es un obstáculo para improvisar nuevas soluciones.

Un obstáculo tanto mayor cuanto más se acerque a su forma extrema: la depresión.

Si bien de la depresión salen obras creativas, muy a menudo revolotean solo en torno al episodio oscuro que se está viviendo.

7. Estrés

El estrés y la creatividad son enemigos irreconciliables.

Trabajar a contrarreloj. Hacerlo en un ambiente ruidoso. Hacerlo al lado de la persona que menos te gusta del globo… Anda que no hay situaciones en las que los nervios se disparan…

La creatividad se parapeta hasta que la tensión disminuye. Así suele ocurrir, salvo en episodios esporádicos que solo disfrutan aquellos que son fans de trabajar bajo presión.

8. Falta de preparación

Sin experiencias y sin conocimientos no tienes con qué jugar a la hora de producir algo nuevo.

Los “juguetes” puedes conseguirlos leyendo, investigando, compartiendo momentos con otras personas… Hay muchas maneras de hacerte con piezas y recursos.

La creatividad no sale de la nada. El enemigo es la expectativa de que así sea.

9. Exceso de preparación

También es un engorro tener muchos “juguetes”. Las dudas se multiplican.

¿Este es bueno? ¿No será mejor el otro?

No, no… Ninguno me sirve. Seguiré buscando un poco más.

¿Cómo? ¿Que empiece ya? Pero si todavía estoy estudiando el asunto…

Demasiados preparativos demoran la acción, el momento de la creación. (Mmm… Se huele el miedo aquí también, ¿verdad?)

10. Falta de reconocimiento

Es de los enemigos de la creatividad más flojitos, a no ser que tengas un ego del doble de tu tamaño. Pero también influye.

Aunque no dependas de las palmaditas en la espalda, sí motiva saber que alguien aprecia lo que haces, que le gusta, que le aporta un poquito de lo que tú querías aportar… Esas cosas.

Cuando, en lugar de tal simpatía, recibes atención negativa o ningún tipo de atención, cuesta más seguir creando.

 

He dejado este enemigo para el final a conciencia. El reconocimiento externo es un bonito extra. Muchas personas a quienes nos gusta hacer cosas “creativas” somos hedonistas. Crear nos produce placer a diario.

Más que simple placer. Crear, así sea un nuevo sabor para la ensalada, nos satisface. Contribuye con nuestra felicidad.

Y seguirá haciéndolo mientras estemos vivos. Porque, cuando se presente uno de los enemigos de la creatividad (estos de la entrada u otros), nos pondremos del lado de las musas.

Así, haciendo montoncillo, venceremos sobre cualquier enemigo que nos salga al paso.

¿Te unes al montoncillo?

Por lo pronto, gracias por leer.


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