Rechazos sufrimos y vamos a sufrir todos. Es inevitable, cuando dejas que otra persona decida si le interesa (o no) aquello que le ofreces.
¿Le interesa contratarte? ¿Le interesa ser tu pareja? ¿Le interesa una propuesta de negocios? ¿Quiere acompañarte a la vuelta de la esquina?
¡No! (Y se hunde el mundo)
Las personas con baja autoestima son quienes más miedo le tienen a esta experiencia. Es frecuente que piensen que el rechazo va dirigido a su propia persona, cuando no es siempre así.
Si tú decides que no quieres venir conmigo a una excursión, eso es un rechazo. Tienes otras prioridades. Otras personas te caen mejor que yo. Preferirías romperte un dedo pillándotelo con una puerta a pasar un fin de semana conmigo.
¿Y si, cuando yo ya no esté en este mundo, te avisan de una notaría para que recibas una parte de la herencia que yo te he dejado? ¿Me rechazarías entonces?
De esta manera empezamos a darle la vuelta a lo que pensamos sobre el rechazo. Cosa necesaria para dejar de temerle más que a una vara verde. Sigamos girando el pensamiento…
• El rechazo es UNA opinión. Una o varias, da igual. Habrá personas que piensen de manera positiva acerca de la propuesta que les hagas. ¿Por qué no? El chiste es encontrar a esta gente.
• El enemigo mayor es el miedo. El miedo al rechazo puede hacer más daño que el propio rechazo, si llegara a producirse. Del rechazo, aunque tardes, puedes recuperarte.
El miedo no te da esa opción. Te paraliza. Te aleja de oportunidades que hubieras podido aprovechar. A veces, te impulsa a actuar como si el rechazo se hubiera producido… Ése, el miedo, es el enemigo a batir.
• Del rechazo se aprende, como de cualquier fracaso. Ser rechazado te da pistas sobre lo que puedes hacer la próxima vez para tener éxito con tu propuesta.
• El rechazo puede espolear tu motivación, si quieres, para volverlo a intentar con una fuerza arrolladora.
• Puedes interpretar el rechazo de otra manera. ¿El rechazo te parece una experiencia devastadora? ¿Qué te impide reevaluar lo que piensas y aprender a mirarlo de otro modo?
Yo creo que es natural querer que los demás nos valoren y nos aprecien. Y que sintamos temor a la posibilidad de que nos manden a paseo.
Como también creo que vale la pena plantarle cara a ese miedo: hacer una lectura distinta de la situación y seguir adelante con la experiencia. Si llegara a concretarse en un rechazo, algún provecho podremos encontrarle. 😉
Imagen de Steve-h