¿Te cuesta llevar la contraria sin enfadarte o perder el norte en una discusión?
A veces ocurre que una persona a la que aprecias tiene una opinión muy distinta en un tema que es importante para ti.
En una situación así, en la que el punto de vista del otro te toca la fibra sensible, ¿qué haces?
Tienes opciones a elegir. Una de ellas, dejar pasar el asunto.
Si la relación es importante para ti y la discusión no va a resolver ningún problema, esta es una buena idea.
Por ejemplo, diferencias políticas, diferencias religiosas, distintas preferencias en música, en los deportes…
Pero comunicarse es sano. Manifestar tu opinión, aunque esté totalmente alejada de la suya, puede enriquecer la relación.
En las relaciones sanas, los integrantes se aprecian pese a las diferencias, que siempre las hay. Y, en algún momento, salen a la luz. ¿Por qué no ahora?
Es el momento de llevar la contraria
Te caldeas al escuchar la opinión de esta persona y sientes el impulso de defender tu criterio.
Bien. Adelante. Puede hacerse sin perder los estribos. Estos tres puntos sirven para eso.
1. Habla de TU opinión / punto de vista
¿Obvio? Lo es, salvo cuando los ánimos se caldean y pones más esfuerzo en criticar el punto de vista del otro que en hablar del tuyo.
Desarrolla el tema. Explica porqué piensas de esa manera. Y, si tienes fuentes, hechos u otros datos que apoyen tu punto de vista, dale fuerza a tu postura con ellos.
Además de fuerza, las pruebas que presentes dan más credibilidad que una simple opinión.
2. No intentes ganar
En las relaciones que te importan, ¿qué es lo que ganas cuando hundes al otro? ¿Vas a hacerle cambiar de idea? ¿Te va a apreciar más cuando aplastes su punto de vista?
Cuando acostumbras a discutir con el objetivo de ponerte por encima del otro, corres el riesgo de que la relación se deteriore y de que esa persona se distancie.
¿Qué vale más para ti: tener la razón o mantener una buena relación con esa persona?
Además, ¿para qué tiene que ganar uno de los dos? El objetivo, se supone, es que cada cual manifieste su opinión y que sea escuchado por el otro.
3. Procura que el respeto prevalezca
Por la emoción del momento, a veces uno dice palabras hirientes; se sale del tema y ataca a la otra persona.
Pero, si quieres conservar una buena relación con esta persona, trata de que la palabra “respeto” no se te vaya de la cabeza en esos momentos. No toleres que la otra persona te lo falte y tampoco se lo faltes tú.
A pesar de lo anterior, quizás la situación sea más tensa o menos cómoda que cuando los dos estáis de acuerdo. Pero es que eso también forma parte de las relaciones.
¿Has tenido tú alguna relación en la que nunca haya habido desavenencias?
Si sueles “emocionarte” mucho a la hora de llevar la contraria, únete. Practiquemos. Podemos discutir sin convertirlo en una batalla campal.