¿Qué tal andan hoy tus niveles de estrés? Si el estrés que afrontas es moderado y manejable, genial. Un poquito de estrés es beneficioso para el cuerpo y la mente.
Si, por el contrario, el estrés te está desbordando, sería bueno para tu salud que vieras la manera de reducirlo.
Y aprovechando que yo sí me hallo en una de esas temporadas en las que se me agolpa más estrés del que deseo, comparto contigo mis 5 maneras favoritas de recortarlo.
Esas que siempre me funcionan.

1. Hacer ejercicio
Uno de los beneficios del ejercicio físico es que te ayuda a reducir el estrés. Mejor todavía si lo practicas al aire libre, en un entorno agradable.
En mi caso, es el tiempo mejor invertido de la mañana. Después, todo puede salirse de control. Pero procuro que ese momento sea tranquilo, a la par que energizante.
2. Despejar la agenda
El tiempo es escaso y los deberes se acumulan en la agenda. Ya sabes de lo que hablo: la casa, el trabajo, la vida social, etc. (Ese es el problema que tengo últimamente.)
Pues, en lugar de atascar cada día con actividades e ir corriendo de una a otra, prefiero dejar fuera las menos importantes y decir que no a determinados compromisos.
Sobre todo a esos compromisos que se hacen más por sentimiento de obligación que por gusto.
Cuando comento por aquí eso de que «hay que dejar huecos en la agenda«, yo soy la primera que trata de aplicarlo. 😉
3. Procrastinar lo mínimo

Demorar las tareas importantes o remolonear mientras las hago es una de mis mayores fuentes de estrés. Como resultado, se acumulan y surge la presión por terminarlas rápido.
Cumplir con el deber a su hora, sin pensar si tengo o no tengo ganas, hace que me sienta mejor después, menos estresada.
4. Evitar las malas compañías
Con “malas” me refiero a personas que son una fuente andante de estrés. Todos conocemos a algunas de estas. Están en casa, en el trabajo, en el vecindario, en internet…
Para recuperar la tranquilidad y el equilibrio, limito todo lo que puedo mis interacciones con gente negativa. Esa que te deja la moral y la energía por los suelos.
Muchas veces no se pueden evitar del todo estas interacciones. Y un breve encuentro puede dejarte mal sabor todo el día. Pero, en la medida de lo posible, hay que intentar dar esquinazo a quien viene buscando conflicto.
5. Reír más
Esta es mi medicina preferida para atajar el estrés, si tuviera que quedarme solo con una. Es un remedio placentero, simple y efectivo.
El agobio se desvanece cuando le retiras tu atención unos momentos y se la concedes a eso que te hace reír. Después vuelves a lo tuyo, oxigenado, relajado y de mejor humor. Y cunde la faena mucho más. Dónde va a parar…
Esas están entre mis armas preferidas para evitar que el estrés se desborde. ¿Cuáles son las tuyas? Si el estrés se está desmandando, ¿qué vas a hacer hoy para reducirlo?
Porque esa es la idea, más que venga yo a destacar mis maneras favoritas de atajar el estrés: que tú también identifiques aquellas que son más efectivas en tu caso.