La mayoría de los fumadores quieren dejar de fumar o lo se lo han planteado en alguna ocasión, aunque sea de manera remota.
El peligro para la salud, lo carísimo que sale fumar, la mala impresión que dan los fumadores, el daño que hacen a quienes aspiran sus humos, etc.
Razones sobran para, al menos, fantasear con el objetivo de dejar de fumar.
¿Qué impide que esa fantasía se transforme en un propósito firme?
El miedo. Casi siempre es el miedo, por mucho que algunos fumadores esgriman excusas variadas.
¿Miedo, a qué?
- A fracasar en el intento. Y más si anuncian a otros que van a dejar el tabaco.
- A los síntomas de la abstinencia, que varían de una persona a otra.
- A engordar, etc.
Admitámoslo: Dejar de fumar no es fácil.
No es fácil, pero sí es un objetivo asequible. Millones de personas han dejado de fumar. Muchas de ellas, llenas de temores al inicio y tropezando una y otra vez hasta conseguirlo.
Es el miedo el que convierte una misión dificultosa en una misión imposible. Por tanto, es de lo primero que hay que sacudirse a la hora de aceptar el desafío de mandar el tabaco al cuerno.
¿Cómo librarse de ese miedo paralizante? A ver… Mentalicémonos.
1. Dejar de fumar es un objetivo alcanzable
Totalmente. Lo han logrado personas que estaban hechas de la misma pasta que tú y que yo.
Verlo como un objetivo posible debilita el miedo.
2. La información es poder
Existen un sinnúmero de recursos y de ayudas para fumadores que quieran dejar de serlo o que aún estén en la etapa de precontemplación.
Se trata de que cada uno de nosotros, bien informado, arme una estrategia a medida incluyendo una buena red de apoyos en la misma.
Sugerencia: No dejes de fumar «a la brava». Eso puede darte vértigo cuando estés cara a cara ante el primer obstáculo. Como alternativa:
- Conoce en qué consiste el tabaquismo.
- Analiza cómo es tu relación con el tabaco.
- Recopila claves sobre cómo otras personas consiguieron desengancharse.
- Observa a quienes están dejando de fumar ahora.
- Charla sobre el tema.
- Estudia qué productos pueden ayudarte a sobrellevar la abstinencia de nicotina y si puedes o quieres usar alguno de ellos.
- Imagina tu vida sin tabaco y prepara qué hacer en los huecos que, hasta ahora, han estado llenos de humo.
Cuanto más sepas sobre ti y sobre el vicio en cuestión, tanto mejor. Restas miedos y más fácil te lo pones.
Ahora bien, el esfuerzo de dejar de fumar no lo puede hacer nadie por ti. Será duro y muy probablemente hará falta más de un intento para conseguir dejarlo.
¿Eso te da miedo? También te diste tus buenos cabezazos cuando comenzabas a caminar y no te detuvieron. Te levantaste una y otra vez hasta que conseguiste caminar erguido.
Pues esto es lo mismo: En lugar de pensar en las caídas, piensa en caminar.
3. Pon el acento en lo positivo
La mayoría de las situaciones se prestan a contemplarse desde distintos ángulos. Elige el más conveniente para ti, el positivo, que es el que tumba al miedo.
Dale un giro a la historia y comienza…
1. A decirte que tiene mucho mérito dejar de fumar, con lo adictiva que es la cosa esa, en lugar de sentirte fatal por seguir fumando.
2. A reconocer tu valor, tu determinación, tu lucha diaria y el éxito de haber dejado otro cigarrillo sin fumar, en lugar de lamentarte o sentirte culpable por cada recaída.
3. A saborear lo que vas ganando en cada pequeña conquista, en lugar de lo que pierdes. (Con el tiempo vas a ver que no perdiste tanto.)
Pon el acento en lo que quieres, en lo que mereces, en todo lo bueno. Que esa actitud positiva te sirva de escudo contra el miedo.
Así como un día te levantaste en pañales decidido a corretear por un mundo inhóspito, sin importarte la bruja de la escoba ni los golpes en el coco, así harás ahora. ¡Con los mismos redaños!
Imagen de stuant63