Cambiar puede ser difícil. Incluso cuando hayas planificado cómo vas a hacerlo, llega el día en el que tienes que abandonar algo conocido para dar un paso en otra dirección.
Quizás ese día no te apetezca. Quizás no te veas con fuerza. Quizás te pongas excusas para no salir de tu zona de comfort, aunque sepas que no es lo que más te conviene.
En ese día, justamente, es cuando más conveniente es recordar las razones por las que quieres cambiar:
- Porque te importa tu salud, tu vida.
- Porque te planteas las consecuencias de no cambiar.
- Porque te importa tu futuro.
- Porque estás convencido de que el cambio producirá mejoras en tu vida.
- Porque tienes la oportunidad de cambiar.
- Y, no sólo tienes la oportunidad, sino los recursos y el valor para hacerlo.
- Porque quieres hacerlo tú; no por presiones de otro.
- Porque sabes que no intentarlo es peor que intentarlo y fallar.
- Porque ya estás listo para cambiar.
Un clásico de la motivación que recopilamos gracias a PsychCentral.
Cuando se te haga difícil dar ese paso que tienes por delante, recuérdate PORQUÉ quieres darlo. Tus razones son tu mejor incentivo.
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