Para qué reducir el número de quejas

Todos nos hemos quejado alguna vez. ¿Quién no lo ha hecho nunca?

Cuando vivimos una situación desagradable puede ser liberador manifestarle al mundo nuestro descontento.

Y, además de la función liberadora, puede que quien nos escuche haga algo al respecto para ayudarnos. Así es que vamos a asumir que en ocasiones las quejas son útiles.

¿Pero qué pasa cuando abusamos de ellas?

La función principal de las quejas es llamar la atención de otra persona.

Necesitamos que se nos escuche, bien para que el interlocutor se solidarice con nuestra horrible situación o bien para que nos dé una respuesta acerca del problema.

persona quejándose

Sí, sobre todo se busca la reacción de la otra persona. De lo contrario, se quejaría uno para sí mismo y no compartiría sus penas y frustraciones con otro.

¿Qué esperas que haga la otra persona cuando escuche tu queja?

Hacerse esa pregunta antes de formular la queja puede reducir bastante el número de quejas que verbalizamos.

Quejarse con una elevada frecuencia es negativo.

Los demás pueden cansarse de escuchar tantos malos tragos por los que pasamos. Además les traspasamos gratis la responsabilidad de decir algo acerca de dichas quejas y en ocasiones no pueden hacer nada al respecto.

Porque, ¿qué puede contestar alguien a quien le decimos que nos duele la cabeza?

No, no se trata de postular para convertirse en mártires sin que nunca nos quejemos por ningún motivo.

Ya hemos dicho que las quejas tienen una función liberadora. Aprovechémosla, pero sin abusar, siendo conscientes de que el receptor del mensaje en ocasiones no puede hacer nada por nosotros, quizás ni escucharnos.

Reducir el número de quejas viene a ser algo así como asumir nuestra responsabilidad acerca de cómo nos encontramos y no traspasársela a otro… a menos, claro está, que la otra persona sí pueda hacer algo al respecto.

Las quejas continuas pueden reflejar un descontento general con la propia vida, más que referirse al disgusto por un hecho puntual.

Analizar qué es aquello que está fallando y tomar las riendas nos hará mejor que ametrallar al mundo con miles de quejas.

Y, si no puedes evitar quejarte de momento, puedes tratar de manifestar esas quejas en Internet, por ejemplo. Pues anda que no hay páginas que puedes recorrer y dejar tus quejas en ellas… Es sólo una idea.

En definitiva, busquemos la manera de liberarnos y de tomar el control.

Así iremos añadiendo puntos a nuestro saldo de autoestima y, aunque no fuera así, seguro que abusaremos menos de la paciencia de quienes nos rodean.

Y tú… ¿qué piensas al respecto?

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2 respuestas a «Para qué reducir el número de quejas»