La mayoría de los fumadores experimentan incomodidades cuando abandonan el hábito. Digamos “incomodidades” para quitarle hierro al asunto.
Durante esos pocos días, los molestos síntomas de la retirada del tabaco son más duros de sobrellevar. Y conviene mentalizarse para no recaer a primeras de cambio.
Lo suyo es que cada uno planee cómo va a sortear las situaciones difíciles (si las hay, que es bastante probable).
Cómo va a hacer frente a la irritabilidad, el mal humor, el insomnio, el estreñimiento… o el mal que ataque, a fin de salir airoso de esa complicada semana.
Y a ese plan es necesario que se una la determinación firme de seguir adelante, contra viento y marea, sin claudicar al cigarrillo.
Misión: Sobrevivir a la primera semana sin fumar
Comienza tu estrategia ganadora deshaciéndote de cigarrillos, encendedores y ceniceros justo antes del día elegido para dejar el vicio.
Póntelo difícil. Si dejas cigarrillos en tu entorno, es más fácil recaer.
Hay personas que, haciéndose las fuertes, dejan el tabaco cerca para probarse a sí mismos que tienen el aguante necesario para no encender un cigarrillo. Pero eso tiene más que ver con el miedo que con el valor.
Si lo consideras oportuno, usa recursos que te ayuden a atenuar los síntomas físicos, como parches, chicles de nicotina o el popular buprión.
Antes de que llegue el momento de dejar el tabaco, estudia las opciones, a ver cuál te convence más y déjate aconsejar por el médico o el farmacéutico.
Y, si no utilizas las ayudas nicotínicas, antes romperás los lazos con la dependencia física. Tras las primeras 72 horas (aprox.), solo tendrás que ocuparte de las trampas que te ponga tu mente.
¡Cambia tus rutinas!
Tu mente estará tentándote a cada ratito. Una buena idea es que, durante esos primeros días, hagas ciertos cambios en tus rutinas.
Cambia las actividades que estén relacionadas con fumar por otras.
Por ejemplo:
- Si después de comer sueles fumar un cigarrito, invéntate una excusa para levantarte antes de la mesa y hacer otra cosa.
- Si fumas mientras conduces, busca la manera de evitar el coche.
- ¿Sueles reunirte con fumadores en el descanso del trabajo? Dales esquinazo en esa semana.
- Etc.
La idea es romper con lo habitual en la medida de tus posibilidades. De esa manera serán más llevaderos los ataques del “mono”.
Si planeas todo esto de antemano, más fácil te pondrás la retirada. Aun así, es probable que experimentes incomodidades. Y, en esos momentos difíciles, habrás de tener también listas tus respuestas:
- Dar un paseo, si te asaltan el estrés o la tristeza.
- Escuchar música.
- Tomar agua, fruta, chicles de menta….
- Respirar profundamente.
- Y, sobre todo, recordar que las ansias intensas por fumar sólo duran unos minutos.
Además, te será útil recabar en tu entorno el apoyo de la gente que esté dispuesta a recorrer ese camino contigo.
Aguantarás esa primera semana. Esa, la siguiente y la de más allá. Pero tú tómate un día cada vez. O un momento tras otro.
Recompénsate por cada pequeña victoria. Ten en cuenta que, cada vez que superas una situación difícil, más cerca estás de tu objetivo, más cerca… ¡de tu libertad!