En esta entrada vas a saber en qué consiste el síndrome postvacacional. Cuáles son sus síntomas. Y qué puedes hacer si te afecta.
Vamos a resolver el problema.
¿Qué es el síndrome posvacacional?
El síndrome postvacacional, conocido también como estrés o depresión postvacacional, es un conjunto de síntomas que se manifiestan cuando nos incorporamos a nuestras obligaciones, ya sean laborales, familiares o de estudio, tras un periodo de vacaciones.
El síndrome postvacacional no está aceptado como enfermedad ni tampoco se manifiesta en todas las personas.
Las más propensas a sufrirlo, según señala Antonio Yusta, neurólogo del hospital USP San Camilo de Madrid, tienen entre 45 y 55 años y han vivido un cambio en sus ritmos biológicos (costumbres, horarios, etc.) durante sus vacaciones.
El doctor Carlos Tejero Juste, de la Sociedad Española de Neurología (SEN), indica que el estrés postvacacional se relaciona, sobre todo, con aspectos emocionales. Pero puede también desencadenar y empeorar determinadas “dolencias neurológicas tales como cefaleas, epilepsia o trastornos del sueño”.
Cerca de un 35% de la población ha sentido alguna vez cansancio, apatía, falta de concentración y somnolencia al incorporarse al trabajo tras las vacaciones -algunos de los principales síntomas del estrés postvacacional-, que suelen remitir a los 10 o 14 días.
El abanico de síntomas puede variar en intensidad y recoge una serie de manifestaciones que se asemejan mucho a un cuadro depresivo. De ahí que se le llame también síndrome o depresión postvacacional.
Estos son algunos de los síntomas del estrés posvacacional
- Debilidad general. Sensación de cansancio y de falta de energía.
- Apatía. Falta de ganas y de iniciativa para acometer las tareas.
- Cansancio injustificado. Ausencia de fuerzas sin que hayamos realizado ninguna actividad que lo justifique.
- Dificultades para conciliar el sueño que pueden derivar en insomnio.
- Somnolencia y aletargamiento a lo largo del día.
- Falta de concentración al realizar cualquier tarea.
- Distracciones u olvidos involuntarios.
- Sensación de agobio y de angustia.
- Pensamientos negativos y pesimistas.
- Cambios de humor y susceptibilidad exacerbada.
- Sensación de que algo no va bien o no funciona en nuestra vida.
- Desinterés y falta de motivación por el trabajo.
Si este cuadro de estrés es muy intenso y se prolonga en el tiempo, podría desencadenar un trastorno de ansiedad (como el trastorno de pánico, el trastorno de estrés agudo o el trastorno de estrés postraumático, por ejemplo), un trastorno del estado de ánimo (como el trastorno depresivo mayor) e incluso disfunciones del sueño o trastornos de la alimentación.
Pero eso no es lo más frecuente.
Consejos para superar el síndrome posvacacional
El mejor remedio contra el estrés postvacacional es la prevención.
Trabajar en una actividad que te guste y disfrutar de unas vacaciones relajantes son las mejores formas de evitar el malestar que provoca la vuelta a la rutina.
Pero si tu trabajo tiende a estresarte y las vacaciones han sido demasiado movidas, a continuación tienes algunos consejos que te ayudarán a superar el síndrome postvacacional.
1. Programa tu regreso con tiempo.
No cometas el error de regresar de tus vacaciones el día anterior a tu vuelta al trabajo. Tómate, al menos, un par de días para retomar tus rutinas y ordenar los enseres y recuerdos que has traído de tus vacaciones.
2. Aborda tus actividades laborales progresivamente.
Dedica un tiempo a analizar qué tareas tienes que hacer, prioriza las más importantes y urgentes y comienza por las más sencillas y placenteras.
3. Respeta las horas de sueño.
Aunque en tus vacaciones hayas podido trasnochar y dormir de más o de menos, es importante que regularices tus ritmos de sueño tras tu vuelta al trabajo.
Evita las siestas, al menos los primeros días, y procúrate ocho horas de sueño reparador por la noche.
4. Modera el consumo de alcohol y cafeína.
El alcohol es un depresor del sistema nervioso central que puede agravar los síntomas de apatía, depresión y astenia provocados por el síndrome postvacacional. El café y las bebidas con cafeína, por su parte, agudizan los síntomas de estrés.
Reduce tu ingesta de estas sustancias para evitar males mayores.
5. Haz ejercicio físico.
Además de ayudarte a liberar endorfinas (unas pequeñas proteínas responsables de hacernos sentir felices, optimistas y relajados) el deporte hace posible que tu mente se libere del estrés al concentrarse en la ejecución del ejercicio físico.
Esta desconexión de las preocupaciones es fundamental para poder solucionar los problemas o dificultades de la vida con objetividad y eficacia.
6. Corta con los pensamientos recurrentes.
Dar vueltas en la cabeza, una y otra vez, al mismo tema solo incrementará tu ansiedad y tu sensación de falta de control. No lo permitas.
Sal a la calle a dar un paseo, dedícate a una actividad que te guste o escucha tu canción favorita: lo que sea con tal de cortar esa cascada de pensamientos que no te llevan a ninguna parte.
7. Organiza tu tiempo y diviértete.
Del mismo modo que empleas un tiempo al día a trabajar, asegúrate de dedicar un tiempo también para ti mismo y las cosas que te gustan.
Tener un hobby no solo te ayudará a divertirte. Como ya te contamos, las aficiones también ayudan a combatir la ansiedad y el estrés.
8. Pon límites y aprende a decir “no”.
Cada cosa a su tiempo. Frena la impaciencia y las peticiones o exigencias de cualquier tipo diciendo que no.
Poner límites te ayuda a asumir el control y hace que las riendas de la situación las lleves tú y no los demás ni las circunstancias.
Quizá te cueste negarte a lo que te piden pero te harás un gran favor a ti mismo (y también a los demás) si dejas de decir sí a todo.
9. Fíjate en lo positivo.
A lo largo del día también nos pasan cosas buenas. Unas palabras amables, unas risas a la hora del café, una llamada telefónica de alguien que se preocupa por nosotros…
Agradecer esos pequeños detalles nos conecta con nuestra parte más humana y nos ayuda a tomar conciencia de todo lo bueno que nos rodea.
No dejes de dedicar una sonrisa o un simple “gracias” a esas personas que hacen del mundo un lugar mejor.
10. Ten paciencia.
El síndrome postvacacional es pasajero. Una vez que te hayas encarrilado en tu rutina, los síntomas desaparecerán. Es cuestión de actitud y de tiempo.
No le des más importancia de la que tiene. Y si ves que se alarga más de quince días, consulta con tu médico.