La tecnología nos ha ayudado a estar más conectados y disponibles. Esto tiene grandes ventajas, pero hoy nos vamos a detener en los inconvenientes.
En concreto, en los inconvenientes de estar disponible a tiempo completo, como las máquinas.
Si tú me dices “ven”, lo dejo todo
En el trabajo y en las relaciones hay personas dispuestas a responder inmediatamente a cada llamada, mensaje o requerimiento. Personas excesivamente disponibles.
¿Los motivos? Varían, según la persona y la situación.
- El deseo de agradar.
- La incomodidad de poner límites diciendo “NO”.
- El miedo a perder la atención (o el trabajo) en caso de no responder rápidamente…
La mala pata es que, intentando escapar de esos peligros, se dan de cara con otros que parecen ser mayores.
5 Inconvenientes de estar muy disponible
1. Atiendes las prioridades de otros antes que las tuyas
Alguna vez, vale. Por la persona que tú elijas, vale.
Pero responder inmediatamente, cada vez que te llaman, para atender los asuntos de otro es una receta para que tus prioridades vayan siempre a la cola.
2. Los demás se malacostumbran a que siempre estés ahí
Si siempre respondes de inmediato, ayudas a crear la expectativa de que siempre va a ser así.
Quienes te llaman no tienen de qué preocuparse. Es muy cómodo llamarte y que respondas más rápido que el buscador de Google.
Ya te ocuparás tú de arreglar el problema a la hora que ellos necesiten.
Y el día que no lo hagas… malo.
3. Te caen más peticiones, más trabajo
Como eres solícito sin medida, pasa lo que sugiere el dicho: les das la mano y te agarran el codo.
No, no es que todos vayan a abusar de tu generosidad. Pero no faltará esa persona que lo haga. Y que, antes de pasar por incomodidades o fastidios, preferirá que lo hagas tú por él/ella.
4. Das a entender que tu tiempo no tiene valor
Puede que alguien te vea como una persona amable y más “apañá que las pesetas”. Pero, al estar disponible a tiempo completo, transmites un mensaje más: mi tiempo no importa.
Al responder al primer toque, pueden pensar que no tienes demasiado que hacer. O que lo que haces no es tan importante. Cualquiera puede llamarte en el último minuto con la seguridad de que le vas a atender.
Mientras tanto, en ti crecen el estrés, el resentimiento y el cansancio.
5. La total disponibilidad es un rasgo que no suele gustar
No gusta. Aunque, para verlo con mayor claridad, ayuda salirte de ti mismo y contemplarlo en otra persona.
Si tienes esta costumbre, a ti no te gustaría que tu dentista (por ejemplo) interrumpiera continuamente el trabajo que está haciendo en tu boca para atender todas las llamadas que entraran en su móvil.
No te gustaría que tu cirujano acudiera al quirófano totalmente exhausto, por no haberse podido negar a ayudar en una mudanza horas antes de la operación.
No te gustaría que tu mecánico tardara dos meses en arreglarte el coche, porque está superfundido de atender a cada petición “extra” que recibe entre medias.
O no te gustaría que tu pareja estuviera perpetuamente disponible, para lo que pudiera encartar.
Los límites son necesarios
Por nuestra salud, por nuestras relaciones, por nuestra productividad en lo que sea que hagamos, es necesario crear espacios en los que no estemos disponibles.
Esos espacios nos sirven para descansar, para atender nuestras prioridades y para responder en condiciones ante nuestras responsabilidades.
Porque ser responsable y confiable es distinto de estar disponible a tiempo completo. Ser amable no implica decir que sí a todos en cuanto abran la boca. Amar y valorar a los demás no está reñido con valorarse uno mismo.
Por eso mismo necesitamos poner límites, horarios en los que no estemos disponibles, y darlos a conocer sin miedo.
Si somos capaces de respetar los límites que otros ponen, ellos habrán de respetar los nuestros. ¿No crees?