El día se te hace corto para encontrar tiempo que dedicarle a eso importante que deseas: hacer ejercicio, practicar un hobby, pasar tiempo con la familia, etc.
¿Qué es lo que impide que liberes un poco de tiempo para dedicárselo a lo que quieres?
Vamos a detenernos en 3 razones por las que una persona puede encontrarse así: frustrada porque no encuentra tiempo para lo que le interesa.
1. Crees que no tienes tiempo
A lo mejor sí tienes un ratito para ti, pero se te hace corto. Te sabe a poco dedicarle media hora a tu hobby. Y, quizás, seguiría sabiéndote a poco si le dedicaras una hora. Ojalá fueran dos.
O puede que, de plano, no toques tu hobby (o lo que te interesa) porque otras cosas están ahí, interfiriendo.
Suele pasar que cuando “crees” que no tienes tiempo, efectivamente, no tienes tiempo. Se cumple lo que esperas. Lo que ocurre a diario “te quita” el poco tiempo que tienes para ti.
Eres el dueño y, como tal, eres responsable de decidir a qué lo dedicas: qué vas a hacer y qué no vas a hacer.
Si solo sacas media hora para tu hobby o nada de tiempo, es porque tú has decidido que otras cosas son prioritarias. ¿Cuáles?
Observa lo que haces en un día cualquiera sin hacer cambios. A lo mejor descubres actividades o hábitos con los que pierdes tiempo o energía. Ahí puedes empezar a hacer ajustes.
¿Qué ocurre si no ves conveniente restar tiempo a lo que estás haciendo en estos días para sumárselo a tu hobby?
Ocurre que es una decisión que has tomado tú: Has decidido que, de momento, lo otro que haces es más importante que tu hobby.
De paso, has descubierto que sí tienes tiempo. Y que si hoy decides que son más importantes unas actividades que otras, mañana puedes tomar una decisión distinta.
2. No pones límites
No pones límites a los demás y terminan decidiendo sobre tu tiempo. Ellos saben que pueden:
- Interrumpirte cuando tienes algo entre manos.
- Alterar tus planes de la tarde.
- Encargarte cualquier misión que sea “poca cosa”. ¡Venga! Qué te cuesta…
- Ponerte en el compromiso de aceptar una invitación.
- Esperar que respondas sus mensajes enseguida.
- Etc.
En realidad, ellos no tienen la culpa de que tú te quedes sin tiempo. Eres tú quien, al estar disponible a tiempo completo, les da vía libre.
Y hay una persona, en particular, a quien necesitarás dejarles muy claritos estos límites: Tú mismo.
También tú necesitas ponerte límites. Por ejemplo, podrías poner una hora límite a la que acabar ciertas tareas. Con ello reducirías distracciones. Y, así, terminarías antes y con más energía para dedicársela a otros menesteres.
Pero ¡ojo! si haces lo del párrafo anterior. Como ves que así terminas antes, puedes emocionarte y que te ocurra lo del punto que sigue.
3. Crees que tu energía es ilimitada
Hay quien cree que “productividad” consiste en hacer la mayor cantidad de cosas en las 24 horas que tiene el día. Y eso es agotador, amén de una receta para ser pasto del estrés.
Corres contra el tiempo. Duermes cada vez menos. Quizás abuses del café o hagas el mínimo ejercicio físico, con tal de aprovechar cada minuto en algo “productivo”.
Puede que, con los malabarismos que hagas, encuentres esa media hora que dedicarle a lo que quieres. Pero estás tan hecho polvo que te la saltas en pos de actividades más cómodas y fáciles (como ver la tele) o, si te pones en acción, no disfrutas igual ese rato.
¿Por qué? Porque no tienes energía. Tiempo, sí, has rascado un poquito. Pero, ¿de qué te sirve el tiempo cuando estás tan cansado?
Empieza por dormir lo que necesitas, tomarte tiempo para comer bien y tranquilo y, a ser posible, moverte un poco más durante el día.
Seguramente, cuando hagas esos huecos saludables para reponer energía, dejes unas cuantas tareas secundarias sin atender.
Pero las tareas prioritarias te van a cundir más. Y, entre ellas, puede estar esa actividad para la que, ahora mismo, no encuentras tiempo.