Mens sana in corpore sano. Siguiendo la acertada cita de Juvenal, proponemos algunos ejercicios sencillos para estar en forma mentalmente.
El ejercicio es un recurso necesario para prevenir el envejecimiento precoz y, si tanta atención le prestamos al cuerpo, nuestro «músculo» más importante, el cerebro, no merece ser ignorado.
En realidad, el cerebro no es un músculo, sino un órgano. Si usamos la palabra «músculo» en este caso es porque hay que cuidarlo como si de uno más se tratara.
Hemos de proveerle una buena nutrición, descanso y algo de lo que hoy hablamos: ejercicio.
He aquí estupendos ejercicios para la mente:
Realizar actividades con los ojos cerrados
El objetivo es potenciar el uso de otros sentidos. Dentro del abanico de posibilidades con el que cuente cada uno, podemos citar a modo de ejemplo: vestirse, comer o ducharse.
Cambiar rutinas
Variar el camino de vuelta a casa después del trabajo, ir a una tienda diferente a la hora de comprar o incluso usar el ratón del ordenador con la otra mano. Es decir, salirnos unos minutos de nuestras costumbres.
Escribimos de ello aquí: Beneficios de hacer cambios en las rutinas.
Jugar
El juego es un excelente ejercicio para el cerebro. Los niños lo usan para aprender continuamente. ¿Por qué no los adultos?
Como ejemplo, los pasatiempos, que pueden ser algo más que una forma de pasar el tiempo como su nombre sugiere.
Aprender algo nuevo
Podemos proponernos aprender una nueva palabra al día. O, si no se trata de un objetivo concreto, tener el propósito de extraer de cada día un aprendizaje, por trivial que sea.
«No te acostarás sin saber una cosa más.» Por eso, aquí tienes: Ideas para seguir aprendiendo y disfrutarlo.
Leer
Historias, cómics, blogs, ensayos o panfletos. La lectura es un recurso valiosísimo para estimular la mente. Sirve para adquirir conocimientos y para divertirse, pero como mero ejercicio también nos lo quedamos.
Aquí tienes: Ideas para hacer de la lectura un hábito.
Recordar
Evocar un episodio o situación de nuestra vida tratando de rescatar el mayor número de detalles.
Dar rienda suelta a la imaginación
(Si el anterior puede hacerse, éste también) Recrear acontecimientos pasados cambiándoles el final, soñar despierto o construir una aventura de la nada. La imaginación es el lubricante ideal para los engranajes de nuestro cerebro.
Imagen de Michael Sloan.