Lunes por la mañana. Después de los días de descanso, las cosas por hacer comienzan a bombardear tu mente.
Lo peor no es eso, sino que, precisamente hoy que tienes tanto que hacer, es cuando más disperso te sientes.
1. Escribe lo que tengas en la cabeza. TODO, sí. Incluyendo las cosas que tengas que hacer en la próxima década y que, por alguna razón, están hoy de paseo por tu mente.
Por supuesto que no lo vas a hacer todo hoy. Pero, el simple hecho de anotarlas, sirve para despejarte un poco.
2. Elige las tareas que vas a realizar. Ahora, sí. Haz una selección realista, teniendo en cuenta el tiempo y las energías que tienes para afrontarlas.
¿Qué quedan? ¿Tres? ¿Cuatro cosas? Distribuye el tiempo que les vas a dedicar.
3. Elimina distracciones. Todas las que puedas: Silencia el teléfono, cierra la puerta y disponte a perderte en lo que vas a hacer durante un ratito.
4. Pon música, si eres de esas personas a quienes les ayuda a concentrarse. De preferencia, que sea instrumental y sencilla.
5. Dedícate a la primera tarea, que se supone que es una de las que demandan concentración. Olvídate de todo lo demás. Respira. ¡Y al ataque!
Avanza en diez minutos todo lo que puedas. Si aguantas, ya has roto el hielo.
6. Trabaja en fracciones de tiempo. Aunque estés cómodo en la tarea, acuérdate de hacer descansos breves para recuperar energías.
Por ejemplo, puedes aplicar la técnica pomodoro: Por cada 25 minutos de trabajo, haces 5 de descanso. Eso es un pomodoro. Después de 4 pomodoros, te tomas un descanso más largo.
7. Inténtalo con otra tarea. Si no logras avanzar con la primera tarea, elige otra, menos espesa, y prueba a romper el hielo con ella.
8. Desconecta un rato. ¿No hay manera? Si puedes, toma un poco de aire o da un simple paseo. Esto ayuda. Después del paseo, lo vuelves a intentar.
9. Descansa. Lo intentas de nuevo después de airearte, pero no puedes avanzar. La desconcentración y la fatiga pesan demasiado.
En este caso, si puedes permitírtelo, lo más productivo es hacer prioritario el descanso. Cumple con el mínimo de hoy y vete a recargar pilas para que mañana estés fresco.
10. Dales poca importancia a estos días de dispersión. De vez en cuando, todos los tenemos. Y, cuanto más vueltas le des a que no puedes concentrarte, más difícil te resultará hacerlo.