La migraña es un fuerte dolor de cabeza que resulta muy molesto e, incluso, incapacitante y que, sobre todo, afecta a las mujeres.
Aunque suele remitir con el paso de los años, algunas personas la padecen de manera crónica, sufriendo migrañas más de 15 días al mes.
➜ Qué es la migraña
La migraña es una enfermedad episódica que tiene lugar en forma de crisis o ataques de duración variable, que pueden durar unas horas o prolongarse varios días.
Aunque todas las migrañas son dolores de cabeza, no todos los dolores de cabeza son migrañas.
La migraña es un tipo de dolor de cabeza o cefalea, que se diferencia de la cefalea tensional y que puede cursar con una serie de síntomas previos de aviso, que en el argot médico se denomina “aura”.
Este aura o síntomas previos, que pueden producirse incluso horas antes de que aparezca la migraña, consisten en una serie de alteraciones de carácter visual que pueden llegar a asustar al paciente.
En los casos más llamativos, los afectados ven una luz en el centro de su campo visual, que se mueve haciendo zig-zag y que se va desplazando a la periferia hasta que desaparece.
También se pueden ver luces intermitentes, manchas, presentar visión en túnel, visión borrosa y hasta ceguera temporal en un punto concreto del campo visual. Poco después sobreviene la migraña.
Pero lo más habitual es padecer “migrañas sin aura”. Estas no presentan ninguna alteración visual previa, aunque muchas personas manifiestan una serie de síntomas físicos y psicológicos antes de una crisis.
Tristeza, melancolía, inquietud, hiperactividad, bostezos incontrolados, sensación de sueño y falta de concentración son algunos de los síntomas más frecuentes que pueden anunciar una migraña. También una excesiva sensibilidad a la luz y a los sonidos.
Habitualmente, es un dolor palpitante que se agrava al mover la cabeza, al agacharse y al levantarse. También puede provocar náuseas y vómitos, fobia a la luz e intolerancia hacia los ruidos y los olores potentes.
La migraña va empeorando en cuestión de minutos y puede tardar horas, e incluso días, en desaparecer.
➜ Factores desencadenantes de la migraña
Hay diferentes teorías que intentan explicar las causas de aparición de las migrañas, tal y como señala la Sociedad Española de Neurología (SEN).
La más aceptada en la actualidad achaca los ataques a una hiperexcitabilidad del cerebro.
Los cerebros más proclives a desarrollar migrañas responden a determinados estímulos con un reflejo exagerado que inflama los vasos de las meninges produciendo mucho dolor. Por lo demás, el cerebro funciona de forma normal.
Hay una serie de factores que pueden precipitar la aparición de una crisis migrañosa. La ansiedad y el estrés son los desencadenantes por excelencia.
Curiosamente, la migraña sobreviene en la fase de mayor relajación, una vez superado y desaparecido el momento más estresante.
Pero hay otros factores importantes a tener en cuenta.
Entre ellos:
➜ Cambios en el estado de ánimo, debido a preocupaciones o a estados depresivos.
➜ En el caso de las mujeres, el clima hormonal tiene mucho que ver con la aparición de ataques de migraña. Un 60% de ellas los padece durante el ciclo menstrual. La pubertad y la menopausia son otros momentos críticos.
➜ Esfuerzos físicos excesivos, agotamiento y cansancio.
➜ Cambios de horario debido a viajes o a turnos de trabajo rotativos y alteraciones en los patrones de sueño.
➜ Alteraciones ambientales: cambios bruscos de luz, ruidos fuertes, olores intensos…
➜ Consumir ciertos alimentos o bebidas, como el chocolate, los cítricos, los picantes, el café y el alcohol, en especial el vino.
➜ La presión arterial alta, los problemas dentales como el dolor de muelas o de otro tipo, la fatiga ocular, la congestión nasal y la sinusitis también pueden propiciar la aparición de migraña.
➜ El consumo de tabaco.
➜ También el uso de ciertos medicamentos, como antidepresivos, ansiolíticos y pastillas para dormir.
Identificar y evitar estos factores desencadenantes puede ayudar a minimizar las migrañas, una dolencia para la que no existe una cura específica, pero que puede mejorar si se trata a tiempo.
➜ Remedios para tratar la migraña
Aunque no existe una cura específica para la migraña, adoptar una serie de medidas de prevención y tratamiento de sus síntomas puede ayudar mucho a minimizar su intensidad y a espaciar las crisis migrañosas.
- Adoptar unos hábitos de vida saludables.
- Detectar los factores desencadenantes para evitarlos.
- Recurrir al tratamiento farmacológico prescrito por el médico.
Ésas son las tres medidas fundamentales para luchar contra la migraña.
1. Adoptar unos hábitos de vida saludables
Uno de los remedios más sencillos para evitar las migrañas es llevar unos hábitos de vida saludables.
- Reducir la ingesta de alcohol y de cafeína, así como dejar de fumar o bajar dosis de nicotina, puede minimizar tanto la intensidad como la frecuencia de las migrañas.
Se ha hablado mucho de la influencia de la alimentación sobre las migrañas, pero ningún estudio ha sido capaz de establecer una relación causa-efecto entre un alimento dado y la aparición de brotes de migraña. (Fuente: SEN)
Salvo en los casos particulares en los que esté comprobado que una comida determinada actúa como desencadenante de la migraña, no se recomienda en absoluto eliminar ningún tipo de alimento de la dieta.
- La moderación y la variedad en la alimentación son las mejores recomendaciones que se pueden hacer a un paciente que padezca migraña.
- Llevar un ritmo estable de vida, sin sobresaltos ni tensiones, es fundamental para alejar el estrés y la ansiedad y evitar los brotes que se deben a alteraciones psíquicas o emocionales.
- Respetar las horas de sueño y hacer deporte o caminar, al menos, treinta minutos al día, completan las recomendaciones saludables que toda persona que padezca migrañas debería seguir.
2. Detectar los factores desencadenantes
La migraña se presenta después de algunos síntomas previos que varían de persona a persona.
Desde alteraciones de la visión pasando por sensaciones físicas de malestar, irritación o susceptibilidad, hasta alteraciones del estado de ánimo como la tristeza o la melancolía, cada paciente sufre una serie de avisos antes de que la migraña se manifieste con toda su fuerza.
Es importante reconocer estos síntomas previos, ya que pueden ayudar a frenar la migraña.
Si, en tu caso, no has localizado cuáles son, puedes hacerte un diario donde apuntes qué estabas haciendo antes del ataque de migraña y cómo te sentías, tanto física como emocionalmente.
Una vez que hayas registrado las sensaciones previas a varios episodios, verás cómo aparecen síntomas en común a todos ellos.
Conocer estos factores desencadenantes hace posible que te anticipes a una futura migraña. En cuanto notes que cualquiera de estos síntomas de aviso hace su aparición, haz por frenarlo.
Unos sencillos ejercicios de respiración y relajación pueden alejar la sensación de nerviosismo, tristeza o ansiedad; puedes combatir el frío poniéndote una chaqueta o tomarte un descanso de esa actividad que te está estresando.
Nadie mejor que tú puede conocer cómo y por qué aparece un brote de migraña.
3. Tomar un tratamiento farmacológico
El tratamiento farmacológico para la migraña debe ser prescrito por un médico.
La automedicación sólo puede conducirte al empeoramiento de los síntomas y al agravamiento de las crisis migrañosas.
Normalmente, se prescriben dos tipos de tratamiento: uno para minimizar los dolores una vez que han aparecido y otro de carácter preventivo, que pretende evitar futuras migrañas.
Para tratar las migrañas, se suelen recetar analgésicos como el paracetamol, anti-inflamatorios no esteroideos (AINE) como el ibuprofeno, ergotamina, medicamentos antieméticos y triptanes.
El médico será quien ajuste el tipo de fármaco y la dosis según sean las crisis que presente el paciente en concreto.
Sobre los tratamientos farmacológicos preventivos, es importante dejar claro que estos no son específicos para la migraña, sino que se trata de medicamentos para otras dolencias que pueden ayudar en determinados casos.
Por ejemplo, algunos fármacos para la hipertensión, antiepilépticos e, incluso, antidepresivos, pueden ayudar a reducir y espaciar la intensidad y la frecuencia de las migrañas.
Esto no significa que un paciente que padezca migraña tenga hipertensión, ataques de epilepsia o depresión sino, simplemente, que algunos de los componentes de estos medicamentos les pueden ayudar a combatir las migrañas.
Es fundamental que la conveniencia o no de tomar estos fármacos la determine un médico, tras un diagnóstico previo preciso.
Con la edad, los episodios de migraña van remitiendo. La prevención, llevando un estilo de vida sano, y la detección de los síntomas previos es fundamental para minimizar la intensidad de las migrañas e incluso para frenarlas.
Antes de tomar ninguna medicación por tu cuenta, consulta con tu médico.