Esta entrada rebusca en la rutina diaria para hallar un momento que dedicar a la meditación.
Y, tal vez, no sea difícil encontrarlo.
Hay una serie de hábitos o actividades que quizás te supongan hacer malabares en tu agenda para encontrarles un hueco. O, llegado el momento de pasar a la acción, puedes sentir desgana para practicarlos.
Piensa en el ejercicio físico, en la lectura o en lo que tú quieras. Pero la meditación, por lo pronto, déjala fuera de la lista. Porque, si te interesa practicarla, encontrarás el momento para hacerlo a lo largo del día.
Lo mismo no te ves sentado con las piernas cruzadas en una esterilla, entonando un mantra y con los dedos haciendo pinza. Pero quién ha dicho que esa sea la única manera de hacer meditación…
Un momento tranquilo es todo lo que necesitas para meditar. Eso y tu voluntad de explorar en esa calma. Un momento como estos, por ejemplo:
1. Al despertar
Justo antes de que empiecen a pulular los problemas y pendientes por tu cabeza, puedes tomarte unos instantes para meditar estando aún en la cama. La ocasión se presta a ello.
Podrías mantener los ojos cerrados y explorar tus primeras respiraciones del día en estado consciente. A cada inhalación de aire, tu cuerpo se revitaliza, va despertando.
(Si crees que eso va a dormirte, echa un ojo a las opciones que siguen.)
2. En la ducha
Lo mismo. En lugar de ducharte recreando en tu mente conversaciones imaginarias y otras cuestiones, céntrate en el momento.
Observa las sensaciones de tu cuerpo recorrido por el agua. Observa solo lo fresco, vivo y limpio que te vas sintiendo a cada instante.
3. Escuchando música
Te quedas a solas y te apetece ponerte tu música favorita. Bien. Ahí tienes otro momento perfecto para meditar. Deja que la música te llene y observa qué siente tu cuerpo, cómo conecta con esos sonidos.
Minutos después te reincorporarás a tus quehaceres. Pero ya verás que estarás más tranquilo y concentrado.
4. Bebiendo agua
¿Te tomas una pausa para beber un poco de agua o un té, quizás?
Aprovecha para sentir cómo se desliza el líquido por tu garganta. Bebe con calma, dando pequeños tragos y viviendo plenamente la experiencia, que es hidratante tanto para tu cuerpo como para tu mente.
5. Meditar a la hora de la comida
Cuando estés comiendo, concéntrate en el proceso. Presta atención a cada bocado, por pequeño que sea. Observa el recorrido que siguen los alimentos desde el plato hasta tu boca. Degusta la comida. Trata de identificar cada sabor, cada textura, cada sensación…
Disfruta del momento cuanto puedas. Esta, la hora de la comida, puedes convertirla en un espacio de disfrute, que además sea una tranquila pausa, un descanso donde tomen fuerza tanto el cuerpo como la mente.
6. Meditar dando un paseo
Caminar es un ejercicio que, además de los conocidos para el cuerpo, acarrea beneficios para la mente. ¿Quieres mejorar tu concentración o sentirte mejor anímicamente? Simplemente, camina.
En esta “caminata meditativa” (llamémosla así) ve despacio. No hay prisa. Céntrate únicamente en dar un paso; luego, otro. Nada más.
Mantén tu mirada al frente, mientras tratas de concentrarte en cada movimiento que realizas.
7. Meditar haciendo otro ejercicio físico
Aquí se requiere un cambio de mentalidad. Muchas veces el ejercicio físico queda reducido a una serie de movimientos mecánicos y repetitivos, cuyo fin es… ¿adelgazar?, ¿tonificar?, ¿ganar músculo?…
Está bien. Pero esto se haría menos pesado si te concentras en lo que estás sintiendo cada vez que realizas un movimiento. En cómo respiras, en cómo se mueven tus músculos y en las sensaciones agradables que vas experimentando.
Deja de pensar en qué vas a preparar para la cena mientras pierdes la cuenta de las flexiones que has hecho y vive plenamente también ese momento. ¿Qué te parece?
8. Meditar en el trabajo
Si tienes un minuto (uno nada más) este ejercicio puede ayudarte a recuperar energías y a que trabajes más relajado y concentrado en la faena.
El ejercicio en cuestión está propuesto por Brian Tanaka, en el blog de Leo Babauta (zen habits). Y sería lo que el autor llama una “mini-meditación”.
Ahí va.
- 1. Deja lo que estás haciendo: Elige un punto donde puedas parar y no preveas que haya interrupciones. Aparca física y mentalmente la tarea. ¡Claro que puedes! En un minuto justo seguirás con ella.
- 2. Cierra los ojos: Deja caer tus párpados y empieza a relajarte.
- 3. Céntrate en tu respiración: No necesitas hacer más. Respira normalmente, pero prestando atención a cómo entra y sale el aire de tu cuerpo. Puedes probar a realizar una respiración más lenta y profunda de lo habitual.
- 4. Inhala-Exhala tres veces: Cuando estés inhalando la primera vez, piensa en “UNO”. Exhala y piensa: “UNO”. La siguiente vez, inhala y exhala pensando: “DOS”. La última vez: “TRES”.
- 5. Abre los ojos lentamente: Ya está. Qué sencillo, ¿no? Ahora puedes continuar el trabajo donde lo habías dejado.
Este pequeño ejercicio puede serte muy útil, tanto en un día especialmente correoso como practicado habitualmente (una o las veces que te parezcan a lo largo del día).
Si lo quieres más fácil, puedes usar la app para dormir, meditar o relajarse de Calm.com.
O aquí, en el blog, tienes otros ejercicios respiratorios para que añadas variedad.
En definitiva, a lo largo del día no es tan difícil encontrar un momento para meditar, para cortar con el barullo mental, conectar con tu cuerpo y recrearte en un espacio de calma.
¿Cómo que por qué?
La meditación, explicado del modo más simple, consiste en concentrarte en la respiración y en las sensaciones que estás experimentando en un momento dado.
Esta actividad es muy útil para combatir el estrés. Ya que, si estás acostumbrado a practicarla, puedes evocar esas sensaciones de calma en esas situaciones en las que estás tenso o agobiado.
Además de lo anterior, los estudios también han relacionado la práctica de la meditación con una mejora en la memoria y en el control de la atención. (Estudio)
Y, como has visto, puedes adaptar la actividad y encontrar un momento para meditar entre lo que haces a diario. En sí, la falta de tiempo no es un problema para meditar. Si lo hay, es otro.
Muchas gracias por leer.