Haciéndolo simple, digamos que perfeccionista es esa persona que se presiona a sí misma para alcanzar unos listones demasiado altos, prácticamente inalcanzables.
¿En qué se concreta esa presión? ¿Cómo se manifiesta su actitud? Hablemos de eso.
Cuando aquí hablamos de perfeccionismo, como sabes, no nos referimos a una saludable búsqueda de calidad.
Estamos hablando de un rasgo del comportamiento que causa estrés y ansiedad a muchas personas, sobre todo jóvenes (según la APA), por la presión académica y social a la que se ven sometidos.

Para saber si una persona tiende al perfeccionismo (quizás tú o alguien conocido), echa un vistazo a estos signos que vamos a ver.
Pero, de entrada, ten en cuenta que en cada persona perfeccionista resaltan unas características más que otras. Aquí no vamos a hacer un diagnóstico preciso, sino a tratar de entender el problema del perfeccionismo.
Cómo es una persona perfeccionista

Tal vez no lo creas, viendo este blog tan cutre, pero yo también me relaciono con buena parte de lo que vas a leer.
A estas alturas, un poco menos. Será porque soy mayor y porque escribo mucho sobre estos temas.
Te lo cuento para que veas que cualquiera puede ser perfeccionista. Y que lo que sigue no pretende ser un reproche, sino una simple descripción.
1) La persona perfeccionista le da demasiadas vueltas a los errores

Al perfeccionista le sientan tan mal los errores que les da una y mil vueltas en su cabeza. Piensa demasiado en ellos y le cuesta dejarlos atrás.
Además, les tiene «alergia», porque cree que si los demás le ven cometer errores le perderán el respeto.
Por eso, muchos perfeccionistas prefieren evitar esas situaciones en las que corren el riesgo de equivocarse y quedar mal, en un intento por preservar su autoconfianza.
2) Sus expectativas son demasiado altas

El perfeccionista es tan exigente consigo mismo que rara vez está satisfecho con sus resultados. Suele fijarse en ese poco que le falta antes de en todo lo que ha conseguido.
Ese descontento recala en su autoestima. Y al perfeccionista, para lograr apreciarse más a sí mismo, se le ocurre ponerse metas aún más altas, con lo que acaba entrando en un círculo vicioso que es difícil de romper.
3) Busca la aprobación de los demás constantemente

La autoestima del perfeccionista suele ser baja, porque cuando se evalúa a sí mismo pone el énfasis en lo que hace mal y en lo que falta.
Para compensarlo, necesita que las personas que están alrededor le digan qué es lo que hace bien. Por eso busca su opinión. Necesita escuchar algo positivo que contradiga la visión negativa que él/ella tiene.
4) Compite en exceso

El perfeccionista compite contra sí mismo, pero también contra otros. Se compara con los demás y le sabe mal cuando sale perdiendo en la comparación.
Le tiene mucho miedo a ser considerado un «perdedor».
Tanto, que incluso se priva de realizar actividades que le divertirían muchísimo (como algún deporte, por ejemplo) si sabe que no va a estar a la altura de sus rivales.
Y, si acaso se apunta la actividad y pierde, se comporta como ese mal perdedor que busca excusas para decir que los otros tenían demasiada ventaja o que no jugaron limpio.
Se añade al lote su necesidad imperiosa de tener siempre la razón. Algo que no es nada beneficioso en sus relaciones personales.
5) Sufre por el estrés

¿Cómo no va a sufrir estrés? La presión a la que se somete a sí mismo es demasiada. Y a veces padece sus consecuencias en forma de desajustes orgánicos y anímicos. (Síntomas de estrés.)
Solo con lo anterior, vemos que es el perfeccionismo impacta de forma negativa en la salud (física y emocional) y en las relaciones personales.
Especialmente, si la persona perfeccionista se vuelve un poco tocapelotas (con perdón) y aplica esa estricta vara de medir a todo lo que hacen las personas que le rodean.
Se trata de una costumbre que no está ligada a la felicidad y tampoco tiene por qué estarlo al éxito en la vida. Bueno, eso dependiendo de lo que tú consideres que es el «éxito».
Si no crees que el éxito consista en perseguir la perfección, quizás te interese aprender a ser más tolerante con los errores y a establecer expectativas más realistas.
Y aquí tienes más ideas para combatir el perfeccionismo. Líbrate de él, si es tu caso.