La tentación de abandonar

Comienza con el objetivo que quieras. Cuanto más tiempo de trabajo te lleve, más tentaciones surgirán que te inviten a abandonarlo.

Tendrás muchas oportunidades para tirar la toalla. ¿Lo harás hoy?

La tentación de abandonar

Ahí está la tentación, diciéndote que el mundo no se hundirá porque tú dejes a un lado lo que te has propuesto. También te dirá que muchos otros abandonaron antes o que no vale la pena que te esfuerces tanto.

El día en el que te propusiste conseguir tu meta pensabas diferente.

Tenías un deseo y quisiste hacerlo realidad. Te preparaste para luchar, consciente de las adversidades que encontrarías en el camino.

Querías hacer algo bueno y por eso mismo te pusiste manos a la obra. Encontraste obstáculos y fuiste venciéndolos, hasta este.

tentación de abandonar

Ahora dudas entre claudicar a la tentación de abandonar o seguir adelante.

¿Quieres la humilde opinión de alguien que también ha estado en esa disyuntiva? SIGUE ADELANTE.

Sigue, porque las oportunidades para abandonar seguirán presentándose. Deja pasar esta, a no ser que no se trate de una tentación, sino de una decisión que ha madurado con el tiempo. Eso es otra cosa.

Si no estás seguro, sigue solo por hoy.

Resiste un poco antes de abandonar

No siempre la decisión más acertada es persistir en un objetivo, habiendo otras opciones que pueden ser más interesantes y convenientes.

Pero si has invertido tiempo, esfuerzo y otros valiosos recursos, hay que pensar muy bien si merece la pena dejarlo o continuar.

En caso de dejarlo, solo hay un modo eficaz: hacerlo con la cabeza fría. Esto es, cuando se disipe la rabieta de la frustración y la impotencia.

No tires la toalla justo cuando estás en pleno arrebato.

resiste

No puedo más. Estoy harto. ¡Lo dejo!

Si lo vas a dejar, bien, déjalo. Pero no sin calmarte primero y sopesar las consecuencias.

Mientras tanto, resiste un poco más.

¿Resistir en qué? Aquí lo estamos llamando “objetivo” o “meta”. Siendo más concretos, puedes imaginarte que hablamos, por ejemplo, de un hábito, de un proyecto personal, de una relación o del trabajo en la oficina.

Ponle tú el nombre al objetivo. 😉

Ahí van unas cuantas ideas para enfriar los ánimos y valorar si vale la pena continuar o no.

1. Lo que cuenta es hoy

Quizás mañana estés seguro de que tu camino es otro, ¿quién sabe?

Entre tanto, haz lo que tengas que hacer hoy sin la incertidumbre planeando por tu cabeza. Concéntrate y, simplemente, sigue adelante.

2. Actúa

La desmotivación, la frustración, la incertidumbre y todos esos nubarrones paralizan.

No te quedes estancado. Muévete. Quizás, una pequeña acción baste para que salgas de ese estado y retomes el proyecto con más ganas.

Si no arrancas, no lo sabrás.

3. Introduce un cambio

Al hilo de lo anterior, quizás lo único que necesites sea un cambio, una estrategia distinta.

Haciendo las cosas de un mismo modo, obtienes resultados parecidos.

4. No pienses en “la gente”

Las críticas y opiniones constructivas caen del cielo, pero a fin de cuentas cada uno tiene su propia vida.

Intenta liberarte de presiones, especialmente de las que vienen de parte de determinadas personas que no pintan nada.

5. Deja de mirar resultados

Cuando te esfuerzas, esperas que ese esfuerzo tenga una consecuencia positiva. Pero esa consecuencia puede tardar en llegar (si lo hace).

Si la recompensa se retrasa más de lo que esperas y surge una sensación de fracaso que te oprime el pecho, deja de pensar en los resultados por el momento.

Sin esa presión de que no estás recolectando los frutos que debieras, avanzarás más deprisa.

 

Estas ideas sirven para no abandonar un objetivo en un momento de ofuscación.

En resumen, se trata de seguir adelante centrándose en el presente, hasta que analices la situación de una manera más clara.

Inspirado en: You Must Resist the Urge to Quit, de Dumb Little Man.

Imágenes: Nomadic Lass y snarl


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