Otra vez llegas al final del día sin haber terminado las tareas que te habías propuesto. Algunas, ni las has tocado.
Te preguntas porqué ocurre. Estás molesto contigo porque, según tú, habiendo tenido tiempo suficiente, no te salió bien el plan.
Ese es el retrato ultra-resumido de un problema conocido por muchos de nosotros. A veces le echamos la culpa a la falta de motivación, a la falta de fuerza de voluntad, a la falta de concentración…
Sobre todo, a la falta de motivación. Hay que ver la importancia que se le da a hacer las cosas con ganas.
Aunque, quizás, ayude más fijarse en otro aspecto: en la organización.
Una buena organización es mejor que una gran motivación
Hay un conocido que me cae genial. Es un hombre simpático, que madruga todos los días para recorrer varios kilómetros a pie hasta su huerto. Allí hace faenas de campo y cuida de sus animales.
Se llama Pedro y tiene 90 años. (Creo que le he quitado alguno.)
Ya que termina allí, vuelve a casa por las tardes. Y, cuando su mujer le pregunta si va a comer, muchas veces se queda sin respuesta. Ve que Pedro está dormido en la silla. Necesita recobrar energías.
Después de comer, Pedro hace sus cosas de la tarde. Esas ya no sé las que son. Lo que imagino es que, por muy motivado que esté, no hará demasiadas tareas.
Todos tenemos el mismo tiempo: 24 horas
Es cierto. Pero la energía es diferente para cada uno. Y las tareas, también.
Todas las tareas no consumen la misma energía ni del mismo tipo. Unas consumen más energía física. Otras, más energía mental. Y otras, de ambas.
Así que cada uno de nosotros necesita examinar cómo está de entero cuando llega la tarde. Porque tiempo, sí, puede haber tiempo para ir a clase de francés, para salir a correr o para arreglar las estanterías de la casa.
Pero, ¿qué me dices de la energía mental o física para hacer eso?
Nadie es ultra-productivo las 24 horas por tiempo indefinido
Durante una temporada, sí. Puedes estar horas, días o semanas haciendo tareas a destajo.
Incluso puedes adoptar hábitos que te ayuden a tener más energía o a gestionar mejor la que tienes. Pero hay un límite, que para cada persona es distinto.
Cuando rebasas ese límite y te empeñas en seguir con el mismo ritmo, te cuesta concentrarte o el cuerpo no te sigue. Está emergiendo el cansancio que has acumulado en las horas, días o semanas previos.
Más que empeñarte en motivarte, ayuda una buena organización. Combinar las tareas, según la energía que demanden de ti, e insertar períodos de descanso para reponer fuerzas es una mejor estrategia.
¿Y si la energía no es el problema?
Vale. Supongamos que eres una persona muy fuerte, con una enorme capacidad de trabajo. El problema es solo de tiempo.
Entre las personas muy activas suele ser común apretar actividades en la agenda. Les gusta hacer cosas y sentirse ocupadas. Estupendo, si ese es su estilo… o si es el tuyo.
Puede que hasta estés muy motivado. Feliz de estar envuelto en muchos proyectos distintos. Pero la motivación no va a multiplicar el tiempo que tienes para ellos.
Quizás te dé el espaldarazo para empezar las tareas. O para terminar todo lo previsto en un día dado.
Sin embargo, has de contar con que hay tareas que se alargan más allá del tiempo que tú prevés para ellas. Hay imprevistos. Y hay que comer, dormir y hacer más cosas para mantener la vida a diario.
De nuevo, aquí ayuda una buena organización. La solución quizás pase por ser menos optimista estimando el tiempo que se lleva cada tarea y dejar algunos espacios entre una y otra.
Conclusiones
La motivación es estupenda. Puede elevarte por encima del cansancio muchas veces. Y puede hacer que te cunda más una tarea.
Pero no hace milagros cuando estás agotado o cuando en tu día no hay tiempo material para hacer todas las tareas que quieres.
Prueba con una buena organización: con una lista (realista) de tareas, teniendo en cuenta el tiempo y la energía que consumen en tu caso.
Haz una lista con la que progreses en aquello que es importante para ti, que, de paso, va a incidir en que estés más motivado. Porque llegarás al final del día con buen sabor de boca, incluso cuando te hayas dejado pendiente alguna tarea menor.
Gracias por leer.