Diferencias entre celos y envidia

Hablemos de las sutiles diferencias entre celos y envidia.

Hay quien tiene a los celos y la envidia por la misma cosa y, efectivamente, tienen mucho que ver, pero son distintos.

¿Qué te parece si, para contrastarlos, los ponemos en un contexto? Espero que así sea más ameno.

Una historia de celos y envidia

Imagina que eres un muchacho que lleva algún tiempo intentando que una chica (la chica de tus sueños) salga contigo.

Un buen día ella accede. ¡Al fin! ¡Bien! Vais a ir al cine y luego la llevarás a un restaurante a tomar algo.

Antes de acudir a la cita, pasas un buen tiempo acicalándote. Y, aun así, sales de casa con el miedo en el cuerpo por si no le gusta cómo vas vestido o algún otro detalle.

Os encontráis y tú estás todo el tiempo nervioso e inseguro, por si dices algo que a ella no le guste.

¿Qué pensará de mí? ¿Me verá atractivo? Antes miró el reloj… ¿Será que la estoy aburriendo? ¡Rayos! No debí preguntarle por su edad… Soy un desastre.

celos y envidia

Termina la película y vais al restaurante. Los nervios aumentan. Esta vez habrá más conversación. Cruzas los dedos para no meter la pata.

De repente, miras hacia la puerta y ves que entra un amigo tuyo. Sí, precisamente hoy, que ya es mala suerte…

Él es todo un adonis, guapo para dejárselo de sobra. Es carismático, ocurrente, inteligente, simpático y divertido. Tiene un exitoso negocio propio y hace poco estrenó un descapotable impresionante.

Ya está aquí el chulo éste. ¡Maldita sea! Me ha visto… y viene hacia aquí con esa estúpida sonrisa.

En escena acaban de aparecer dos elementos: el adonis y tu envidia. Lo admitas o no, él tiene algo que a ti te encantaría tener.

La envidia se basa en la percepción de una carencia personal.

No ves toda la realidad. Únicamente, que él tiene lo que a ti te falta.

Ese descontento puedes manifestarlo públicamente, quizás intentando atacar al adonis, rebajando ante los ojos de la chica su valor (ridiculizándolo) o tragándote ese sentimiento.

Aunque lo más sensato siempre será deshacerte de la envidia.

Te guste o no, tu perfecto y envidiado «amigo» se acerca hasta donde estás. Os saludáis. Él te pregunta quién es la chica que te acompaña y tú los presentas.

¡No, no, noooo…! Ella se lo está comiendo con los ojos y se está riendo con las estupideces que suelta el muy cretino, con lo que a mí me costó que se riera un poco… ¡Si hasta memoricé un libro de chistes!

Y ahora acaban de hacer aparición los celos…

Mientras que la envidia sólo involucra a dos personas, los celos conciernen a tres o más.

Y mientras que la envidia se basa en una carencia, los celos se basan en el miedo a perder algo. En este caso, la atención de la chica.

Los celos tienen un componente de envidia.

Sientes que puedes perder algo porque el otro posee cualidades que a ti te faltan, aunque ya ves que no son lo mismo. La envidia puede existir sin celos, pero a ti te toca hoy aguantar los dos males.

¿Qué hacer en este caso?

Como es una historia inventada, elijamos un final feliz para ti.

El adonis se despide educadamente y tú te quedas con la chica.

Proseguís vuestra conversación como si nada hubiera ocurrido y tú te tranquilizas un poco, pero sigues teniendo un problema: Deberías aprender a respetarte a ti mismo.

Ésa es la vacuna perfecta para no padecer jamás ni celos ni envidias.

Imagen cedida por Jon Sullivan.


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