Todo el mundo sabe de qué se trata, pero pocos lo dominan. Confieso que yo tampoco, aunque bien valdría la pena practicarlo.
Eso de permanecer un rato sin hacer absolutamente nada parece, a primera vista, que es un error, una tonta pérdida de tiempo.
Vamos, con todo lo que hay que hacer a lo largo del día… ¿cómo vamos a estar un rato tocándonos las narices?
¡Ah, no!… De tocar, nada, que eso ya sería hacer algo.
No hacer nada es difícil
No hacer nada es difícil, porque exige que no haya distracciones: ni televisión, ni teléfonos, ni ordenadores, ni gente que nos saque del momento de quietud. Lo que se dice NADA.
El caso es que cinco o diez minutos practicando este arte son suficientes para descongestionar nuestro saturado cerebro y, por supuesto, para que físicamente nos sintamos también mucho más relajados.
Si se practica de esa forma tan moderada, sólo puede traer beneficios. A menos que se te ocurra ponerte a hacer “nada” en medio de tu jornada laboral y a la vista del jefe, por ejemplo. Hay que saber elegir el momento para practicar este arte.
Y tú, ¿lo dominas? ¿Estás seguro? Si te apetece ponerte a prueba, puedes hacerlo ahora mismo. Sólo necesitas estar sin hacer nada durante dos minutos.
¿Serás capaz? Aquí tienes una página que comprobará si puedes estar relajado: Dos minutos sin hacer nada.
(Actualizo: la página del enlace está ahora dedicada a una popular aplicación para meditar.)
Inspirado en: The Art of Doing Nothing, de Leo Babauta.
Comentarios
2 respuestas a «El arte de no hacer nada»