La vergüenza de volver a fumar

En esta entrada hablamos sobre qué pueden hacer las personas que sienten vergüenza por haber vuelto a fumar.

¿Es tu caso? ¿Has intentado dejar de fumar y has vuelto a las andadas?

Quizás te sientas avergonzado por el fracaso. Especialmente, si pregonaste en tu entorno que no volverías a encender un cigarrillo y ahí estás: fumando de nuevo.

Dales una patada a la vergüenza y a la culpa. No te sirven para nada y, además, no tienes por qué sentirlas.

Ahórrate la vergüenza

Dejar de fumar es difícil. (Para unas personas más que para otras.) Supone un cambio de vida significativo, ya que el hábito de fumar estaba (o está) unido a muchos hábitos y situaciones de tu vida cotidiana.

Romper con lo viejo no es tan sencillo en muchos casos. Por eso, la mayoría de las personas que fuman necesitan de varios intentos antes de lograr desprenderse por completo de ese hábito nocivo.

Antes que vergüenza, es más lógico que sientas orgullo por haberte atrevido con el cambio, orgullo de haber tenido el coraje de hacer el intento… una vez y otra vez… y las veces que hagan falta. Ten paciencia.

Tiene mérito intentarlo. Acomodarse en el vicio es lo cobarde y tú te has esforzado por liberarte. ¿Has fallado? Tranquilo. No estás solo.

avergonzado

Apóyate en la buena gente

No todas las personas van a juzgarte como a un fracasado o van a burlarse de ti. Si alguien hace esto, no se lo tengas en cuenta. Él/ella sabrá por qué se comporta así.

Lo bueno del caso es que también hay personas que te aprecian y/o que están dispuestas a apoyarte. Observa en tu entorno.

(1) Mira entre las personas que viven contigo: Comparte con ellos cómo te sientes y, si es el caso, diles que vas a hacer un nuevo intento.

Si te quieren bien, te escucharán, serán comprensivos y estarán preparados por si estás unos días más irritable que de costumbre.

(2) Mira entre tus amigos fumadores: No des por hecho que todos ellos van a decirte: “Te lo dije. Volverías a fumar.” Puede que haya alguno que te brinde comprensión y que reconozca el valor de tu intento.

¡Ah! Tampoco es raro que, si decides intentarlo de nuevo con todas tus ganas, se te una alguno de tus amigos fumadores. No te sorprendas si le contagias y se suma a dejarlo.

(3) Mira entre tus amigos no fumadores: Ellos, si nunca han fumado, quizás no entiendan tan bien el esfuerzo que implica dejar el tabaco. Pero también están ahí, haciendo fuerza contigo.

(4) Mira entre tus compañeros de trabajo: Especialmente, fíjate en quienes hacen algo distinto de fumar en los descansos. ¿Te puedes unir a ellos?

Y sigue mirando… Seguro que encuentras algún apoyo. Una, dos personas… Las que sean.

¿Para qué, esta búsqueda?

Porque es probable que te resulte más fácil andar el camino si estás acompañado. La unión hace la fuerza.

Además, habrá algunas situaciones en las que te vendrá muy bien ese apoyo: tardes en las que quieras salir a pasear (sin fumar, claro); alguien a quien llamar en un momento difícil; un colega con quien charlar en tus descansos del trabajo, etc.

Claro, todo esto depende de ti; de cómo seas tú y de tu estilo de vida. Para unas personas es más fácil compartir su objetivo de dejar de fumar y dejarse apoyar por el entorno. Otras, ven más sencillo ir a su aire y optan por no decírselo a nadie.

Ahí estás tú para ver qué te da mejor resultado.

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