¿Usas despertador? ¿Acostumbras a programar otras alarmas para actividades y citas importantes?
Las alarmas son una gran ayuda, siempre que les hagas caso cuando suenan. Hace tiempo que yo las utilizo como herramienta anti-procrastinación. Me sirven para proteger el tiempo reservado al trabajo o al descanso y para afianzar hábitos saludables.
He pensado un poco antes de escribir sobre este tema. Porque, a medida que me fue funcionando el truquito de la alarma, lo fui empleando para bastantes situaciones.
Quizás para ti sea excesivo.
Bueno, yo te cuento las alarmas que uso y para qué… Y tú decides si probar la idea en algún momento del día, ¿vale?
Alarmas para evitar la procrastinación
1. Al despertar
Mi alarma es una que suena dulce, tranquilita… Es muy agradable. Pero no por eso me quedo en la cama escuchándola. En cuanto suena, me estiro despacio y salgo de la cama.
2. Para comer
Solía ocurrirme que muchos, muchos días se me pasaba la hora de comer por andar enfrascada en alguna tarea. ¿Consecuencia? Comía rápido, mal y tarde. Eso terminó cuando programé un aviso en el teléfono.
A la hora de comer, suena la alarma. Y, por supuesto, dejo lo que esté haciendo aparcado. La salud es lo más importante.
3. A la hora del postre
Hace ya bastante tiempo que dejé atrás la costumbre de tomar alimentos muy azucarados como postre. Eran un vicio para mí.
Mientras me estaba desenganchando, programé una alarma muy divertida para recordarme que no me fuera a la cocina a buscar dulces.
Mi hermana me decía que no lo encontraba muy lógico, porque al sonar la alarma yo me acordaba más de los pastelitos.
Pero para mí sí funcionaba, ya que yo identificaba esa música con un “himno de victoria”. ¡Otro día sin sucumbir a la tentación! Y ya llevo muuuuuchos días…
Actualmente, no echo de menos las delicias hiperdulces y chocolateadas, pero me encanta que suene la musiquilla después de comer. 😆
4. Para trabajar
Como cualquier hijo de vecino, yo también hago tareas de limpieza y otros menesteres domésticos. Y muchas veces son más llevaderos que sentarse a estudiar o a escribir.
La verdad, estar con la bayeta en la mano sirve de excusa para retrasar la hora de ponerse con el trabajo. Porque, trabajar… sí estás trabajando, Pero NO en lo más importante.
Eso también se soluciona con una buena alarma. Nada más sonar, ¡disparada al trabajo!
5. Para ir a la cama
Imagina. Es de noche. Estás tranquilito en el sofá, viendo una serie o una película. Llega la hora de dormir y te dices: “Un ratito más”, con lo que terminas acostándote “a los huevos del gallo” (como dice mi madre).
A la mañana siguiente te despiertas falto de sueño y haciendo el propósito de acostarte antes ese día. ¿Solución? La misma. Un recordatorio sonoro.
Porque la procrastinación no tiene que ver sólo con el trabajo. También se procrastina en el descanso y en hábitos saludables.
En este caso, ¿no te parece que mucha gente procrastina con la hora de irse a la cama, por estar frente a la tele o el ordenador?
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Para terminar de contarte lo de mis alarmas, hay otras que uso para tareas determinadas. (Deja que no te aburra poniendo la lista.)
Así “descargo” de mi cabeza la tensión de estar pensando en hacerlas. Las programo y, cuando suena la alarma, ¡allá que voy!
A mí me ayuda bastante tener mis 4 ó 5 musiquillas diarias programadas para que no se pase por alto lo más importante. Otras personas (quizás, tú mismo) pueden considerarlo un agobio.
En fin, se trata de que cada uno ponga en práctica ideas y de que se quede con las que mejor le vayan. Ahí queda ésta, por si alguien quiere probarla. 😀