Amanece un día en el que, entre otras, vas a tener la oportunidad de descubrir algo nuevo. ¿La tomas o la dejas?
La curiosidad, como cualquier hábito, se puede desarrollar o, más bien, reaprender, porque en nuestra infancia estaba bien afinada, ¿no?
¿Recuerdas esas alegrías que viviste desvelando misterios? Pues, si quieres, puedes seguir viviéndolas. Aquí van algunas ideas para disfrutar de los descubrimientos cotidianos.
1. Conserva la mentalidad del aprendiz
El aprendiz asume que le faltan cosas que descubrir y se aproxima a ellas con deseo de saber más.
Una aclaración: Tener la mente abierta al descubrimiento no es lo mismo que dejarla que engulla pasivamente toda la información que le llega.
El aprendiz toma las riendas de su curiosidad y dirige activamente su atención hacia donde le interesa.
2. Haz preguntas
Haz incluso esas preguntas que para los presentes resultan obvias y para ti no lo son.
3. Explora en tus intereses actuales
Profundiza en los terrenos que te interesan para ir más allá de lo superficial.
4. Déjate sorprender por lo cotidiano
Por la forma de las hojas, por las costuras de los zapatos, por el funcionamiento del grifo de la cocina…
Estamos tan acostumbrados a lo que nos rodea, que no despierta tanto nuestra curiosidad como lo novedoso. De vez en cuando, averiguar más sobre estos objetos familiares es un ejercicio estupendo.
5. Cuestiona la información
No te acostumbres a asimilar las conclusiones que otros sacan por ti en los temas que te interesan. Extrae las tuyas. Piensa por ti mismo.
Y sé flexible. Parte de que puede haber distintos puntos de vista desde los cuales enfocar una situación, así como distintas soluciones a un mismo problema.
6. Experimenta en tu vida cotidiana
Prueba un nuevo sabor, una manera diferente de hacer lo de siempre, una nueva ruta de vuelta a casa, etc.
Prescinde de la presión de saberlo todo. Pero no dejes de probar cosas nuevas que puedan interesarte. Algunas de ellas cambiarán tu vida a mejor y están ahí, esperando a que las descubras.
7. Vete a dormir sabiendo algo más
Si quieres, hazlo tu mini-reto cotidiano: “No te acostarás sin saber una cosa más.” (Una palabra, un concepto, un atajo en el teclado…)
El objetivo de esas ideas es cultivar el hábito de la curiosidad, que además de ser excelente para el cerebro, puede servirnos para ser más adaptables y creativos en la vida cotidiana, y para disfrutar de los pequeños o grandes descubrimientos que realizamos.
Apegarse a lo mismo de siempre, dar por sentado que “las cosas son como son” o tragarse sin paladear el bombardeo de información que llega de fuera suena un poco aburrido, ¿no crees?
¿Te parece que exploremos por nuestra cuenta?