Cómo recuperarse de una decepción (MALOS resultados)

La decepción es esa mezcla de rabia y tristeza que experimentamos cuando esperamos un resultado bueno y nos llevamos un fiasco (fallan las expectativas).

Es una emoción que todos conocemos muy bien.

Se puede experimentar levemente, por ejemplo, cuando pierde tu equipo de fútbol.

Y también puede ser muy intensa, como cuando has estado largo tiempo trabajando en un proyecto, con toda la ilusión del mundo, y resulta que se desmorona.

Independientemente de su intensidad, su mecánica es la siguiente:

  • Hay una situación cuyo resultado provoca incertidumbre.
  • Esperas un desenlace positivo.
  • Tienes fe. Te mereces el buen resultado.
  • Se produce un resultado adverso, quedándote perplejo de que haya sido así.
  • Hay un nudo en el pecho y una sensación de pérdida de control. (A veces, sí, se pierde.)

decepción

La decepción puede provocar que tomes decisiones de las que más tarde te arrepientas. Por ejemplo, a tirar la toalla precipitadamente.

Y ya es bastante el dolor de la decepción (que sanará, tarde o temprano), para añadirle otras complicaciones.

Paremos el carro. ¿Qué puedes hacer tras el batacazo?

Consejos para superar la decepción

Estos nos los da Psychology Today: Six Ways to Recover From Emotional Setbacks.

1. Practica el «pesimismo retroactivo» un poquitín.

Esto consiste en hacer una revisión de las expectativas iniciales.

¿En realidad estabas seguro de un resultado buenísimo? Cuestiónalo.

Plantéate que quizás no tenías una fe ciega en el resultado positivo. Conforme pase el tiempo, esto actuará como bálsamo y el golpe dolerá menos.

2. Aumenta tu tolerancia a la decepción.

No tienes que adoptar la decepción por bandera cada vez que esperas algo bueno. (Va a salir mal de todos modos.) Eso es muy pesimista y poco realista.

Pero sí asimilar que la decepción es algo muy, muy común. A veces se gana; a veces se pierde. Y tú aún tienes mucho que ganar por delante.

3. Jamás tomes decisiones en cuestiones económicas cuando estés decepcionado.

Desafortunadamente, es muy frecuente hacer esto en un arrebato… ¡y equivocarse!

Son las típicas decisiones equivocadas que tomas llevado por la emoción.

4. Averigua qué papel has jugado tú en esa decepción.

Hay cosas que no se pueden controlar. Por ejemplo, que una persona te falle o que la decisión de otro arruine tus expectativas en el trabajo.

Pero sí puedes charlar contigo mismo (sin culpa, con honestidad) para ver si hay algo que haya podido influir en el resultado. Y, si no te gusta, quizás cambiarlo.

5. Identifícate menos con las causas perdidas.

Aquí el ejemplo ideal es el de los «sufridores» de un equipo de fútbol que casi siempre pierde.

No hay nada de malo en ser leal y en estar «a las duras y a las maduras» (al contrario), pero hay cosas en la vida que no merecen tanto sofocón. Lo suyo es quitarle importancia con la siguiente estrategia…

6. Usa el sentido del humor.

Si la situación lo permite, esta es la mejor arma para hacerle frente al disgusto de la decepción.

Pero no un humor auto-destructivo o que te ridiculice, no. Ese ahórratelo.

Recurre al humor que te permita ver algo bueno y reírte un poco, ¿por qué no? Eso es lo que necesitas en este momento (digo yo, a riesgo de equivocarme).

Más ideas para que remontes

¿Te sirven las ideas anteriores? Aquí tienes algunas más, por si alguna te sirve para tu situación y para tu estrategia.

Quién no se ha encasquillado alguna vez en una experiencia de fracaso…

El capítulo acaba. Punto. Y la mente sigue volviendo atrás, empeñada en escribirlo de otra manera.

De sobra sabemos que no se puede cambiar lo ocurrido. Hemos de asumirlo y seguir hacia delante. Pero eso, que suena tan práctico y saludable, cuesta hacerlo en ocasiones.

Lo primero es lo primero.

1. Deja que las emociones amainen

Acéptalas. Búscales un cauce… Y date tu espacio para volver a la calma.

1. Desahógate.

Si sientes ganas de llorar, llora. Es más sano expresar tus emociones que tragártelas o procurar convencerte de que “aquí no ha pasado nada”.

Eso, mientras vas tragándote la píldora de la realidad y aceptas lo ocurrido. Ya. Es difícil volver la página sin desear que hubiera sido de otra manera. Difícil, pero necesario.

Aunque no te guste el resultado, has de ir encajándolo como quien pierde una partida. Poco a poco, la dejarás atrás, dándote permiso para vivir nuevas experiencias.

2. Mira la situación desde otros puntos de vista.

Ya que amaina la tormenta emocional, trata de observar la situación desde otros ángulos.

¿Es tan grave? ¿Tiene solución? ¿Qué opciones descubres?

  • Podrías ayudarte con la escritura, que es estupenda para aclarar y ordenar los pensamientos.
  • O, si lo prefieres, hablando con alguien con quien tengas confianza. Con lo que, además, podrás tener un punto de vista diferente, que puede serte útil.

3. Deja reposar el asunto.

Distráete un poco. Relájate para poder pensar con calma.

pregúntate

Y ahora, que tienes la mente clara, es cuando te arremangas y haces evaluación de lo que ha ocurrido. A partir de aquí viene la remontada.

2. Aprecia lo que sí has conseguido, si lo hay

Estás decepcionado porque no has conseguido lo que esperabas. Pero puede que sí hayas conseguido cosas buenas. Míralas.

Si esperas conseguir 10 y logras 6, ¿has fracasado?

Depende de cómo lo veas. Porque, si has logrado 6, ya conoces buena parte del camino para conseguir las 4 que faltan para colmar tus expectativas.

Elige:

  • Aprecia lo que has conseguido y sigue adelante.
  • O decepciónate, lamentándote por lo que falta.

3. Modera tus expectativas a futuro y sigue aprendiendo

La decepción deja sabiduría. La próxima vez, en lugar de apuntar tan alto, serás más realista en tus expectativas.

Pondrás una meta asequible (como peldaño para seguir subiendo).

Y, si se da la circunstancia de que piensas lograr 8 y consigues 7, ¡lo celebrarás!

Nadie te quitará esas 7, ni todo lo que has aprendido por el camino.

4. Quédate con lo útil

Lo útil es lo positivo: lo que has logrado y lo que has aprendido.

Te va a servir para volverlo a intentar aumentando las probabilidades de éxito (en caso de que la experiencia se preste a un nuevo intento y tú decidas emprenderlo).

5. Busca la manera de mejorar

La actitud positiva e intentarlo de nuevo quizás no basten para la próxima.

Hay objetivos en los que necesitas explorar qué puntos débiles tienes para que puedas reforzarlos.

¿Ejemplo? Aprobar una materia determinada. Por mucho que te presentes al examen, no lo pasarás a menos que estudies lo que te falta.

Una vez más, evalúa la situación con los ánimos templados. Mírala objetivamente: ¿Qué fue mal? ¿Cómo se puede mejorar para la próxima?

 

Haya calma. Tanto a ti como a mí nos esperan decepciones. Es lo que tiene ilusionarse con una situación o con un objetivo. Vale la pena esa expectación, desde luego.

Pero, si algo sale mal, después de desahogarnos y echar fuera la rabia o la tristeza, confío en que podamos retomar el equilibrio.

Claro que podemos. Podemos superar la decepción, reconstruir el panorama y seguir adelante. No lo dudes.

 

Espero que esto te sirva para remontar de una decepción, después del: «No, no, noooo… ¿Por qué a mí?» Ahora toca subir.

Imagen de BaileyRaeWeaver


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