El sinnúmero de interacciones y distracciones diarias merman tu productividad (y multiplican tu estrés). ¿Es así?
No estás solo. Si has llegado a un punto de saturación tecnológica, actúa. Pon los límites que gustes. Y, por si quieres ideas para trazarlos, aquí tienes unas cuantas.
Cómo simplificar la vida digital
¿Estás muy enganchado a lo digital? Ya verás que no es tan difícil recortar un poco.
Y, si lees estas ideas, disculpa el exceso de pasión. En ningún caso creo que mi postura cuasi-ermitaña sea la que “debes” adoptar. Es que escribir con energía es más divertido. 😉
1. Des-suscríbete
Todas las personas que hacemos algo online necesitamos a gente que se suscriba a nuestro blog, canal o lo que sea… y nos siga. Qué peñazo damos. (Unos más que otros.)
Pero tú no tienes que seguir a todo el mundo. Qué agobio. Procura suscribirte a pocas cosas.
Yo, como internauta anónima, raro es el servicio al que me suscribo. Y no es porque falte gente interesante. Lo que falta es tiempo y hay que elegir muy bien a quién se lo damos.
Lo dicho. Sigue a menos gente. Quédate con lo más selecto (para ti).
2. Apaga las notificaciones
Si los boletines y mensajes al correo son pesados, ¿qué me dices de las notificaciones en el navegador o en otras modalidades? ¡Qué faena!
No pulses las campanitas ni autorices notificaciones, ¡leñe! Que ninguno te va a dar oro. Al revés. Lo que quieren es quitarte. Quieren tu atención.
Mantenerte informado en todo momento…
¿Y quién quiere eso? A no ser que esté cayendo un meteorito sobre la Tierra, ¿quién necesita estar pendiente y sin quitar ojo del servicio que sea?
Tú no ganas nada valioso con las notificaciones encendidas. Puedes informarte después, en el momento que te parezca conveniente.
Lo que es más probable que ganes es una molestia, una interrupción justo cuando estés concentrado trabajando o disfrutando. En ese preciso instante, verás aparecer un cuadradito en la pantalla avisándote de que otro ha hecho… a saber qué.
¿Cómo? ¿Vas a ir a ver de qué se trata? ¡Ni se te ocurra!
El otro ha cumplido su parte. Ha terminado lo suyo. Y ha impedido que tú termines lo que estabas haciendo con su bendita notificación.
Aggg… ¿Es que no te dan ganas de apagarla para siempre?
Mientras trabajes duro o estés metido en tu diversión favorita, apaga todas las distracciones que puedas, incluyendo las notificaciones. Esa es la idea.
3. Cierra cuentas y servicios que no uses
Dedica un día a revisar qué cuentas tienes por ahí sin usar y cancélalas. La vida cambia y la vida digital cambia más rápido incluso.
Despacha lo que no te sirva. También puedes echarles un ojo a contactos que ya no tengan razón de ser.
Desamístate, desconéctate, desvincúlate.
No es personal. Es solo digital.
4. Unifica lo que puedas
En mi caso, como tengo el blog y bastante movimiento en Internet, utilizo varias cuentas para separar actividades.
Muchas de esas cuentas, con sus respectivas contraseñas, están unificadas en una sola. Uso LastPass. Pero excluyo las cuentas más sensibles. Entre ellas, las que implican pagos y demás.
Una de las cuentas de correo es la que utilizo como internauta común. Y lo que te voy a contar es una confidencia sucia.
Cuando me piden el correo en algún servicio y tengo que darlo a la fuerza (porque, si no es a la fuerza, no lo doy) utilizo esa cuenta que te digo. Una que no suelo mirar.
La miro en ese momento, por si necesito que activen un servicio. Y, después, la vuelvo a mirar el día que borro la ola de boletines que veo en la bandeja de entrada. Se van todos a la basura sin abrir.
Son demasiados. Y, además, prefiero buscar activamente lo que me interese en la red ese día, en lugar de que me manden lo que consideren que debo saber al correo. Preferencias personales.
5. Escoge tus redes sociales
En mi caso, es prácticamente un suicidio que no me gusten las redes sociales. Así tengo el blog de desconectado…
La única que me hace tilín (y no es tanto una red social) es Youtube. Empecé el canal del blog hace apenas unos meses.
¿Qué hay de ti? ¿Cuáles son tus necesidades? ¿Qué red social es la que te gusta, según su ambientillo y la gente con la que te relacionas?
Si estás en varias redes sociales, puedes ponerte filosófico y examinar “tu existencia” en ellas:
- ¿Qué hago aquí?
- ¿Cómo llegué?
- ¿Para qué existo en Pinterest, en Instagram, en Twitter… en EneDécimaRed?
6. Desinstala – Limpia – Libera
La vida digital se llena de basura y de pavadas inservibles, como la vida ordinaria. Agarra tu agenda y programa un ratito para deshacerte de lo que no sirva.
Fuera:
- aplicaciones del móvil que no uses,
- contactos,
- mensajes,
- contenido que vaga por tus perfiles sociales y que puede ser visto por la persona que menos te interesa que lo vea.
Descubre el placer de borrar y practícalo con frecuencia. Tener espacio sienta mejor que tener lo importante apretujado.
7. Apaga el móvil un rato
Puedes apagarlo unas horas al día o unas horas a la semana. O bien, puedes elegir no encenderlo hasta las 9 de la mañana.
Construye las rutinas que te sean funcionales.
No tienes porqué sufrir o renunciar a ese maravilloso aparato. Solo vas a mirarlo cuando tú decidas. Vas a ser tú quien mande sobre él… y no al contrario.
8. Entra en Internet con un fin
Decide cuándo te vas a conectar y para qué. No tienes que practicar esta idea con todas tus tareas o aficiones. Puedes aplicarla como gustes.
Al terminar, siempre podrás darte cuenta de lo que has hecho, así hayas estado jugando 2 horas. Eso suena mejor que estar dando tumbos toda la tarde sin aprender, sin jugar y sin divertirte… solo matando el tiempo.
Dejo uno de mis intentos con el vídeo. Dura 1:29.
9. Aumenta tus actividades offline
Si has descuidado tu repertorio de actividades offline y la mayoría de lo que haces tiene que ver con Internet y pantallas, considera equilibrar.
¿Has pensado en practicar un hobby añejo? ¿Qué tal, un deporte? ¿Y pasar una tarde charlando sin teléfonos de por medio?
Observa el beneficio que obtienes practicando actividades offline. Y, en base a ello, decides.
10. Recorta en entretenimiento pasivo
Disfrutas con lo que crean los demás. Lees lo que escriben. Cantas sus canciones. Te emocionas, te informas o te indignas con obras o ideas de otros artistas.
También te gusta compartir impresiones con otras personas, acerca de esas mismas cosas que disfrutas.
¿Y tú? ¿Qué creas tú? ¿Qué tienes para enseñarnos al resto?
No digas que “nada”. Si te gusta una parcela en particular (del arte, del deporte…) crea tu pequeña obra. Regálanos tu punto de vista único y tu experiencia. Sé activo también.
Vas a comprobarlo.
Cuando también practiques la parte activa de la creación (cosa genial, crees postres, pósters o aplicaciones que hagan pósters de postres… lo que sea), vas a comprobar que necesitas simplificar tu vida digital para amplificar tu concentración.
Y, de paso, se amplificarán tu alegría y tu satisfacción hacia ti.
No me creas. En serio, compruébalo.
Usa las ideas que te sirvan, las que traigan beneficio a tu vida. Y muchas gracias por haberme dado la oportunidad de contártelas.