¿Se puede ser feliz con los problemas? ¿Qué otra opción hay?
Los problemas son nuestros inevitables compañeros de camino desde que comenzamos nuestra aventura de vivir.
Como la sangre que circula por nuestras venas, se van unos y llegan otros. Cada día habrá algo que falte, algo que duela, algo que falle esperada o inesperadamente.
¿Significa eso que no existe la felicidad plena, ausente de problemas?
Del mismo modo que no podemos arrancar la mayoría de las partes que nos componen y volver a implantárnoslas cuando nos plazca, no podemos deshacernos de todos nuestros problemas.
Son parte de nosotros; son parte inherente de la vida.

Nosotros no somos nuestros problemas. Tampoco somos nuestros ojos o nuestras piernas. Somos una «globalidad» de la que los problemas no se pueden separar.
¿O es que alguien conoce a una sola persona que no tenga problemas?
Sí, por supuesto que se puede ser feliz teniendo problemas.
Se pueden tener grandes problemas y reír, cantar, tener ilusiones, superarse y seguir luchando.
Ver los obstáculos como parte de la vida en lugar de como «maldiciones» que recaen sobre nuestra persona en exclusiva, nos puede ayudar. Y eso está relacionado con una actitud positiva.
¿Has aprendido tú a manejar los problemas de manera positiva?
Yo ando en ello. Trato de mis problemas de manera positiva, aunque algunos me vengan grandes.
Hay muchas personas que lo hacen. Buscan la manera de transformarlos en oportunidades.
Seguro que tienes en el radar a alguien con esta capacidad. Alguien que suela hacer cosas como éstas:
- Ocuparse de los problemas que requieren una respuesta. Afrontarlos, en vez de darles largas o encasquetárselos a otro.
- Indagar en la ganancia que se oculta tras lo negativo de una situación. Y aprovecharla.
- Buscar las raíces de los problemas para resolverlos, en lugar de quedarse poniendo parches en los síntomas superficiales.
Esta capacidad se desarrolla con el tiempo y la práctica.
Y es muy rentable, porque mientras estemos vivos vamos a tener delante asuntos que resolver.

Siquiera por nuestra salud, es recomendable que nos entrenemos en el arte de buscar lo positivo en las dificultades. Porque lo negativo suele resaltar por sí mismo.
Todos, más o menos avanzados en esta cuestión, vamos a tener la oportunidad de desarrollar o mejorar esta capacidad gracias a las pequeñas frustraciones cotidianas.
Cosa que se notará cuando hagamos frente a problemas más “gordos”.
También tendremos localizadas a personas que nos pueden inspirar con su ejemplo (lo sepan ellas… o no).
Y, desde luego, surgirá la ocasión de compartir nuestro aprendizaje con otras personas que se sientan sobrepasadas por sus problemas cotidianos. Ellas ganarán y nosotros, al reforzar nuestro aprendizaje, también.
Pensar de manera positiva tiene poco de mágico o inmaduro.
Si acaso, es al revés. Es una señal de que la persona ha aprendido a aprovechar las peripecias que vive para crecer hacia donde le interesa.
Mientras tanto, seguirá teniendo problemas y atreviéndose a ser feliz a cada oportunidad, a pesar de ellos.