Una de las maneras más populares para dejar de fumar es ésta: dejarlo de golpe, sin anestesia, sin ayudas como parches o chicles que atenúen los síntomas de los primeros días.
Este es uno de los “métodos” más populares. Su gran ventaja es que es simple y gratuito. Pero no es necesariamente el más exitoso, si la persona no ha preparado antes el terreno para cambiar de vida.
Los síntomas por la retirada de nicotina son bastante difíciles de sobrellevar por algunas personas y eso, en ocasiones, es suficiente para que recaigan.
Necesitamos un plan
- Entender que los síntomas, por intensos y fastidiosos que resulten, se atenuarán.
- Beber agua, más que cafeína u otras bebidas ligadas al consumo de tabaco.
- Cerrar los ojos y contar hacia atrás (del 10 al 0) lentamente, mientras se realizan respiraciones profundas. (Esto, cuando aprieten las ganas.)
- Contar con distracciones que ayuden a pensar en otra cosa durante esos días difíciles.
- Caminar, pasear, moverse más, aunque sea por el pasillo de casa.
- Sustituir el cigarrillo de los momentos asociados a él por otra cosa.
- Etc.
La fuerza de voluntad ayuda, pero es un recurso limitado. Es más efectivo contar con un plan que te sirva para sobrellevar las situaciones complicadas.
Y, desde luego, partir con la firme determinación de dejar de fumar, centrándote más en el cambio positivo que quieres ver en tu vida, que en el miedo de estar perdiéndote algo.
Dejando de fumar todo es ganancia.