Quieres o necesitas leer más. Pero cuando llega la tarde-noche, que es cuando encuentras un buen hueco para aprovecharlo, estás hecho polvo.
¿Qué puedes hacer para leer cuando estás cansado? De eso vamos a ocuparnos.
Por si tienes prisa o lo prefieres, te dejo un vídeo con las ideas resumidas. (Duración 3:27)
Ideas para leer cuando estás cansado
¿Cuál es el problema en tu caso?
Tal vez se te cierran los ojos pocos instantes después de abrir el libro.
Leer es hacer ejercicio con la mente
Leer es relajante, pero también es un trabajo duro para el cerebro. Es una de esas actividades que son lentas por fuera y rápidas por dentro.
Los ojos pasean entre símbolos realizando movimientos repetitivos. Conforme se desplazan, transmiten información al cerebro.
Rápidamente, el cerebro transforma los símbolos en palabras, las palabras en frases, las frases en ideas que conectar con lo que llevas leído… Y, cuando estás muy cansado, esto puede venirte largo.
Especialmente, cuando te las ves con un material que requiere que mantengas bastantes datos en la cabeza para jugar con ellos conforme avanzas en la lectura.
Y te cansas más (y antes) si te toca leer por obligación. ¿A que sí?
Cuando lees por placer o por aprender acerca de un tema de tu interés, quizás aguantes un poquito más con el libro abierto antes de quedarte traspuesto.
¿Cuál es la solución?
Necesitas probar con ideas que vayan con tu situación, con la finalidad de tu lectura y con el resto de tus hábitos.
Aquí tienes algunas, por si te sirven.
1. Vete a la cama
Si hoy o en estos días estás muy cansado para leer, considera irte a la cama.
También puedes quedarte un rato en Internet o viendo la tele. Pero, si estás cansado para atar cabos con tu serie o materiales favoritos y vas a perder el tiempo con contenido tonto, que apenas si te gusta… sigue siendo mejor irte a dormir.
Así recuperas energía para mañana.
2. No leas tumbado
Lee en una silla o sillón. Ponte cómodo, pero no demasiado. Y, si te gusta leer en la cama, lo mismo: incorpórate un poquito.
3. Cambia tus horas de lectura
Si siempre estás hecho un trapo por la noche y apenas puedes leer, distribuye tus lecturas de otra manera.
- No leas cuando te metas en la cama. Hazlo por muy poco tiempo o hasta dormirte. O deja para esa hora la lectura más ligerita.
- Lee después de comer, en las horas centrales del día.
- O lee por la mañana, justo cuando te levantes. Si te levantas 20 o 30 minutos antes para leer, ya verás que sumas unos cuantos libros de aquí a fin de año.
4. Prueba con los audiolibros
Hay actividades que se pueden combinar con la lectura: desplazamientos, ciertos ejercicios físicos o tareas domésticas.
En Audible (de Amazon) tienes una buena oferta de audiolibros, por si te va esta opción.
5. Ten un surtido variado
De lo que más te guste (incluyendo audiolibros, si te parece). Prepara material para distintas ocasiones.
Si te quedas traspuesto mientras lees, elige libros más fáciles, divertidos o interesantes para la noche, por si es un problema transitorio.
6. Lleva libros para aprovechar los tiempos muertos
Esas esperas que son más largas de lo que te gustaría. En lugar de hacer otra cosa, lee un poco.
7. Lee en sitios más animados
Leer en un sitio muy tranquilo te induce al sueño. Si es el caso, cambia de ambiente.
Programa ratitos de lectura en el parque, en una cafetería o en otro espacio público.
8. Acompaña la lectura con movimiento
Hay gente que lee subida a una cinta para caminar, mientras se ejercita. Pero no a todo el mundo le resulta una opción cómoda.
Es cuestión de que veas qué movimientos puedes añadir a leer para que te ayuden a no quedarte dormido sin impedir que te concentres.
Ejemplos:
- Acompaña con el dedo lo que vas leyendo.
- Lee vocalizando las palabras (haciendo sonido o no, según prefieras).
- Bebe sorbitos de agua (o de otra cosa) a cada poquito que leas.
9. Échate una siesta
Una siesta breve después de comer, para que no llegues a la noche tan bajo de batería.
Si ves que no va a perturbar tu sueño nocturno, está bien. Lo mismo que la opción siguiente.
10. Tómate un café por la tarde
Pero que no sea muy tarde cuando te lo tomes ni se te vaya la mano con la cafeína, para no cargarte el descanso de la noche.
11. Da un paseo antes de leer
Si te da resultado para despejarte, da una vuelta y respira aire fresco.
Aunque, si estás muy hecho polvo, no descartes que la vueltecita te relaje aún más y sirva para que te duermas antes.
12. Lee en una pantalla brillante
Es desaconsejable cuando es de noche y falta poco para tu hora de dormir, porque la luz brillante interfiere con la producción de melatonina. Descansarías peor.
Pero si no es muy tarde puedes aprovechar la idea. Lee un rato en la pantalla del ordenador o en la del móvil.
13. Lee con un propósito
Cuando empieces a leer, ten una pregunta (o varias) en la cabeza acerca del material que estés leyendo. Avanza en la lectura con ganas de encontrar respuestas.
14. Intercala descansos en la lectura
Haz breves pausas después de cada capítulo, página o par de párrafos. Como gustes.
Estas sirven para varias cosas:
- para que descanses un poco,
- recopiles las ideas que has leído,
- las hilvanes con lo que has leído antes…
- y te hagas preguntas para los próximos párrafos que vayas a leer.
15. Practica una lectura activa
Esta lectura da más trabajo. Pero, si quieres o necesitas recordar lo que lees, también es la mejor opción. Aprendes un montón y no te duermes.
El propósito de la lectura activa es aprender lo máximo que puedas del material que tienes entre manos. Habrás de construir un sistema con el que te sientas cómodo, si no tienes uno ya.
- Toma notas conforme lees.
- Haz esquemas que te sirvan para entender o repasar lo que has visto.
- Haz un resumen de cada capítulo.
- Simula que le enseñas a otra persona lo que vas viendo y procesando. Así lo asimilas mejor y más rápido. (Técnica Feynman)
Como ves, hay opciones para distintos gustos y distintos tipos de cansancio. A ver si alguna te inspira un buen arreglo en tu caso.