Ser optimista tiene sus ventajas y una de las más importantes es que, gracias a esta actitud positiva, se maneja mejor el estrés, con el beneficio que ello conlleva para la salud.
Otra enorme ventaja es que, gracias a la confianza que proyectan por todos los recovecos de su vida, los optimistas cosechan muchas satisfacciones en sus relaciones personales y en sus actividades profesionales.
Y esa tendencia a elegir «lo mejor» podemos cultivarla o reforzarla con ideas como las que nos proponen Marc y Angel en su blog.
Las recopilamos brevemente:
- Encuentra la oportunidad en la adversidad: El optimista no ignora sus problemas, pero mantiene la esperanza y la convicción de que encontrará una salida. Y está dispuesto a buscarla.
- Rodéate de gente positiva: Déjate influir por la buena gente y contagia tú también esas ganas de vivir a quien esté cerca.
- Cree en el amor: Amor entendido como generosidad, cariño, apoyo, inspiración… Dalo, recíbelo e invierte en él.
- Sé realista: Habrá días buenos y malos. No hay optimista que pueda negarlo.
- Acepta que nada es permanente: Todo cambia. Todo pasa. Pasará lo malo y lo bueno. E incluso que pase lo bueno es positivo porque, si eres consciente de ello, lo vives con más intensidad.
- Da gracias: Aprecia cada día lo bueno que hay en tu vida. No te fijes únicamente en lo que te falta.
- Céntrate en lo que puedes cambiar: Si algo no te gusta, busca el modo de mejorarlo. Intenta perder menos tiempo en quejarte y lamentarte (menos todavía si la cosa no tiene arreglo).
- Saborea el presente: Que no se te escape la vida por estar pendiente de lo que pasó o de lo que pasará. La vida es lo que está ocurriendo justo ahora.
Todas ellas son propuestas muy saludables y sensatas. Tres de ellas las desarrollé y voy a dejártelas por aquí:
Dando el paso para ser más optimista
Estas son:
1. Hoy piensa en lo de hoy
Mirar un ratito hacia el pasado o hacia el futuro es cosa sana y sensata. No lo es que hoy pases mucho tiempo dando vueltas a asuntos pasados o futuros.
Céntrate en lo de hoy. Así te ahorrarás una buena cuota de sombras: preocupaciones, culpas, agobios, traumas, etc.
Pero, si de todos modos te apetece darte un paseo por el tiempo, fíjate más en aquello que te impulse. Por ejemplo: experiencias pasadas de éxito o lo estupendo que se presenta el próximo fin de semana.
Este punto requiere un poco de práctica. Los dos que siguen son más sencillos.
2. Alimenta tu mente con alegrías
Hay que estar informado, sí. Pero si la mayor parte de lo que pasa por tu cabeza son problemas, corrupción, crisis, injusticias, etc., vas a ver el mundo mucho más negro de lo que es. (La gente es mala. No hay esperanza.)
Aliméntate de arte, de otro tipo de noticias, de tu hobby o de algo nuevo que estés aprendiendo.
No le eches a tu mente sólo podredumbre y sufrimiento, cuando hay tantísimo bueno que merece tu atención. Y, sí… Tú eres quien decide a qué prestarle atención y a qué no.
Simplemente, lleva una dieta equilibrada (como haces con tu cuerpo).
3. Pasa más tiempo con gente constructiva
Rodéate de ese tipo de gente a la que quieres parecerte, ni más ni menos.
Si me dieran una moneda por cada vez que insisto en que pases más tiempo con las personas que te quieren bien y que llevan luz a tu vida, tendría que salirme de mi casa para poder meter el cargamento de monedas.
Pero es que la recomendación es buenísima. Ya sabes: «Dime con quién andas y te diré quién eres.»
Por ello, anda un buen rato hoy con gente activa, luchadora, amable, generosa… Todo se pega.
Resumiendo:
- Presta atención a lo de hoy.
- No te atiborres sólo de noticias negativas.
- Pasa más tiempo con gente positiva.
Sólo con esas tres cositas llegarás a la noche con mejores sensaciones. (Ya lo verás cuando hagas balance del día.) Y habrás hecho tu parte de hoy para ser más optimista.